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Humahuaca-Jujuy: El Pueblo Omaguaca tomó la autodeterminación de no responder al Censo 2010

HUMAHUACA, 15 DE OCTUBRE DE 2010



AL DIRECTOR DE ESTADÍSTICAS Y CENSOS DE LA PROVINCIA DE JUJUY

SR. LICENCIADO OCTAVIO HERRERA

S/DESPACHO

                        EL PUEBLO OMAGUACA TENEMOS EL AGRADO DE DIRIGIRSE A UD. A LOS FINES DE INFORMARLE QUE LA SEÑORA JEFA DEPARTAMENTAL MARÍA INÉS PADILLA A NEGADO LA PARTICIPACIÓN INDÍGENA EN EL CENSO 2010 ADUCIENDO QUE LA ESTRUCTURACIÓN FUE ENVIADA HACE DOS MESES A ELLA Y NO FIGURA EN NINGÚN PUNTO LA PARTICIPACIÓN INDÍGENA                                  . POR LO TANTO DIJO TODO ESTÁ CUBIERTO POR DOCENTES COMO TRADICIONALMENTE SE HACÍA.
                        MANIFESTÓ ADEMÁS QUE NOSOTROS LOS INDÍGENAS ESTAMOS INTERESADOS SOLO POR DINERO.
                        TAMBIÉN LE INFORMAMOS QUE LA SEÑORA BEATRIZ PEÑA NO SE HIZO PRECENTE HOY EN LA REUNIÓN PACTADA PARA EL DÍA DE LA FECHA PACTADA PARA HORAS 17°° A 18°° ESPERANDO LOS ABAJO FIRMANTES HASTA LAS HORAS 20°°
                        ANTE ESTA FALTA DE PARTICIPACIÓN Y DE BURLA HACIA LOS PUEBLOS ORIGINARIOS TOMAMOS LA DETERMINACIÓN DE NO RESPONDER AL CENSO 2010.
                        SIN OTRO PARTICLAR, SALUDAMOS A UD. ATTE.


Nota de Viltipoco10000: Copia textual del acta original donde firman las Comunidades Indígenas del Pueblo Omaguaca (Jujuy, Argentina)










Waldo Darío Gutiérrez Burgos
Descendiente del Pueblo de Uquía – Omaguacas
Editor de ‘Viltipoco10000’ y Director de ‘Cer-Omaguaca’
…”Trabajemos con empeño y tesón, que si las generaciones presentes nos son ingratas, las futuras venerarán nuestra memoria que es la única recompensa que deben esperar los patriotas desinteresados”…

América Latina: Honduras... Ecuador... una llamada para América Latina

Honduras… Ecuador… una llamada para América Latina


AMERICA LATINA... VILTIPOCO10000: OCTUBRE 06 DE 2010...



América Latina (AL) es un espacio territorial estratégico para Estados Unidos (EE.UU.). Esto es: como reserva de recursos, como espacio receptor de inversiones, así como región exportadora de excedentes (i.e. retorno de ganancias, pago de regalías o de intereses por concepto de empréstitos). Es parte de un esquema expoliador y subordinante, sólo posible con el aval de los grupos de poder local, y que desgarra crecientemente el tejido social. La polarización de la riqueza, el despojo, privatización, desnacionalización y erosión de los bienes de las naciones (que son de los pueblos), y en general la tendencia creciente de condenar a una gran parte de la población a la miseria o la muerte, genera un abanico de reacciones sociopolíticas que figuran como potenciales amenazas al fluido curso de “los negocios” de EE.UU. y sus “socios” locales.

Esto lleva a la creciente criminalización de la pobreza y represión de la protesta al asociar los movimientos sociales con figuras que “requieren” la intervención de la fuerza del Estado, situación que habilita la eventual injerencia de EE.UU. bajo el argumento de asegurar sus inversiones y otros intereses, como los de sus “socios” menores. Nos referimos al uso de figuras como el comunismo (en su momento), el terrorismo o la narco-insurgencia. Así, mientras el grueso de Estados nación latinoamericanos promueve políticas que favorecen principalmente los intereses de ciertos grupos de poder, al mismo tiempo se observa necesaria la actuación de la fuerza del Estado para generar un orden ante la agresión que tales políticas implican para con los pueblos.

La variable del “orden interno”, ante el despojo y saqueo, es pues permanentemente necesaria y así se puede identificar en el discurso-acción de EE.UU. El Plan Colombia (PC) y la Iniciativa Mérida (IM) son casos paradigmáticos, pero no aislados, de la interferencia de EE.UU. en AL, que a los fines de garantizar su “seguridad nacional”, léase sus intereses socioeconómicos y geopolíticos, promueve mecanismos ad hoc de “orden interno” en la región. Se trata de un escenario que coloca de modo creciente a las fuerzas armadas locales, en alianza con EE.UU., como gestores del “orden interno”, facilitando o estimulando la militarización y paramilitarización e incluso las prácticas de terrorismo de Estado.

Aún más, como es reconocido desde la Doctrina Monroe (1823) y el corolario de Polk (1848)3 , el carácter estratégico de AL, “obliga” a ese país a contener cualquier intento de construcción de proyectos alternativos a lo largo y ancho de la región, pero sobre todo a aquéllos que aboguen por la integración latinoamericana independiente. Es por tanto imperiosa una continua ofensiva contra los gobiernos alternativos puesto que no siguen al pie de la letra los lineamientos establecidos para la región; ello más allá de sus propias limitaciones. Así, al mantener importantes tensiones con EE.UU., su mera existencia es una amenaza para los intereses hegemónicos y oligárquicos.

La ofensiva puede ser más o menos visible. Uno de los mecanismos de desarticulación regional e interna de ese tipo de gobiernos latinoamericanos ha sido y es promover la confrontación entre distintos actores locales, en especial entre el gobierno alternativo y el empresariado (la “oligarquía” empresarial local), las fuerzas militares y de seguridad, así como los paramilitares y otras figuras “informales”. Con el apoyo activo “desde adentro” de ésos últimos, la resolución final típica de este tipo de proceder es bien conocida: la instauración de gobiernos ad hocilegítimos (y que bien pueden ser “legales” por medio de investiduras de democracia formal que carecen del apoyo de los pueblos) o inclusive el impulso de golpes de estado cívico–militares.

La construcción de proyectos alternativos, aunada a la profundización de la actual crisis económica mundial (que lastima las condiciones socioeconómicas de la región y por tanto dificulta la profundización de la explotación y entonces de acumulación-transferencia de capital), erosionan el poder de la oligarquía local y la fuerza de injerencia de EE.UU. y otros actores metropolitanos en AL; de ahí que haya un interés mutuo. En este panorama, el “orden interno” se convierte en hilo conductor en que tanto catalizador de la estabilización o la desestabilización, según corresponda. En el caso de los gobiernos subordinados, se opera estabilizando el statu quo de los grupos de poder (y del Estado que los representa y del cual forman parte) y desestabilizando a las clases sociales explotadas, al orillarlas a la miseria y explotación creciente e hipotecando su futuro. En cambio, cuando se trata de gobiernos alternativos, la dinámica es al revés. Cuando los pueblos se encuentran representados en mayor medida por determinados gobiernos, entonces el objetivo es desestabilizar estos gobiernos para estabilizar los intereses de los viejos grupos de poder (colóquese aquí el uso de la política de “dos fases”).4 En ambas modalidades de funcionamiento de lo que calificamoscomo modelo de estabilización – desestabilización, la alianza entre las oligarquías locales y los intereses extranjeros aparece como algo “natural” (en tanto está enraizado en los procesos de construcción y consolidación de los propios Estados nacionales de AL). Los instrumentos para lograrlo son múltiples, desde el uso de los medios de (des)información, hasta operativos encubiertos.

Honduras primero y ahora Ecuador no pueden verse más que como un fuerte llamado de atención a los pueblos latinoamericanos para construir el tejido social y la articulación necesaria para enfrentar esta situación tan compleja.

Plataformas de proyección de dinámicas de estabilización-desestabilización: Plan Colombia e Iniciativa Mérida.

El Plan Colombia (PC) y su continuación el Plan Patriota (PP), así como la Iniciativa Mérida (IM) en sinergia con la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN) no son un objetivo en sí mismos, sino que constituyen un medio más para garantizar los intereses del sector privado y del gobierno de EE.UU. y de sus “socios” menores locales, proceso que en los hechos toma forma en una compleja y peligrosa dinámica de estabilidad – inestabilidad.

El PC tuvo desde sus inicios como uno de sus ejes clave la “transformación” y “modernización” de las fuerzas armadas y policíacas para combatir la guerra interna (con las FARC y el ELN), a fin de lograr un cambio en la correlación de fuerzas con la guerrilla, situación que se sostiene para poder mantener el control de territorios estratégicos por parte de los diferentes actores y sus intereses. Con el PP se consolidan nuevas tareas para el control del territorio colombiano, y para lograr una mayor proyección hacia los países vecinos, colocando entre 14.000 y 17.000 hombres en toda la zona selvática, especialmente en la región fronteriza del sur (Ecuador) y de oriente (Venezuela), bajo la modalidad de despliegue rápido; una forma de bajo perfil impulsada por EE.UU. que es parte de lo que el Pentágono denomina como una “nueva arquitectura militar” (Delgado, 2010).

En el marco de la IM, la modernización de las fuerzas armadas tiene por objeto ganar la correlación de fuerzas contra el “narcotráfico” o el “crimen organizado”, enemigos difusos que ahora se han aglutinado bajo la etiqueta de “narco-insurgencia”. En este tenor es útil recordar que la doctrina estadounidense de “contrainsurgencia”, especialmente en AL, constituyó un componente esencial de la Doctrina de Seguridad Nacional, al definir la insurgencia como: “el uso sistemático de la violencia para desestabilizar el orden social y político establecido” (US Department of State. Foreign Relations. 1964-1968. Vol XXXI. Doc. 38). Eximiendo de tal definición “…los golpes de Estado perpetrados por militares, el vandalismo y los desórdenes espontáneos” (Ibid).
Lo anterior es importante puesto que tal entendimiento permite debilitar gobiernos alternativos en funciones, criminalizar la resistencia social y atender la ocupación de territorios de alta prioridad. Y si bien no se pretende decir que la IM (o el PC/PP) tienen como fin exclusivo promover un contexto de control social, ciertamente contribuyen a ello. México acumula más de 23.000 muertos asociados a operativos antinarcóticos pero que incluyen muertes de inocentes (Finnegan, 2010), al tiempo que se perfila como el país más peligroso del mundo para los defensores de los derechos humanos, movimientos sociales y periodistas. Lo llamativo es que en la ola de violencia han aumentado los asesinatos de líderes sociales opositores a procesos de despojo y de extractivismo sin control.

El eufemismo del negocio de las armas y de la conservación de un escenario ad hoc estable–inestable es nítidamente observado por el Departamento Nacional de Planeación de Colombia al precisar que: “…la seguridad estimula la inversión y ésta, con responsabilidad social, permite avanzar en la superación de la pobreza y la construcción de equidad”. Y especifica prioridades a partir de lo que la Escuela Superior de Guerra (2009) denomina como “circulo virtuoso de la seguridad”: 1) Inversión y seguridad; 2) confianza y estabilidad; 3) inversión privada; 4) crecimiento económico; 5) impuestos e inversión social; 6) bienestar social y satisfacción de necesidades. Desde esta óptica, se considera entonces que un orden seguro es un orden “democrático” capaz de garantizar la estabilidad del mercado (Loveman, 2006). Esto es que lo que importa, la seguridad del mercado y no la de los pueblos.

La injerencia en materia de seguridad y orden interno por parte de EE.UU. es principalmente marcada en los rubros de “asesoramiento” y “entrenamiento” de personal; la puesta en marcha de acciones conjuntas en suelo, agua y aire; y mediante el estímulo al incremento en el número de contratistas en diversas áreas para asegurar, el orden interno y el control de territorios prioritarios. Esto complejiza y genera una amplia estabilización del Estado, especialmente de su brazo militar y de seguridad, y una profunda desestabilización interna debido a la presencia de policía, servicio secreto, ejército-marina-fuerza aérea, ejércitos o seguridad privada formalmente contratados, paramilitares y demás actores foráneos como asesores, agregados adjuntos en materia de seguridad y antinarcóticos, personal de operaciones encubiertas, etcétera. Lo preocupante del asunto es que en este contexto, la asociación del narcotráfico con la insurgencia, al estilo Colombia en México, advierte la ya mencionada criminalización de la resistencia social y con ello la posibilidad de violar flagrantemente los derechos humanos en el país, puesto que se asume que en ciertos casos el uso de la fuerza estatal “no es suficiente” para manejar el problema del modo en que es “requerido”.

Hay que señalar que en tales casos suelen entrar en operación tanto el contratismo como el paramilitarismo. Recuérdese que el paramilitarismo es una estrategia sistemática del Estado basada en la doctrina contrainsurgente clásica y en la nueva modalidad de guerra de baja intensidad apoyada por los sectores de poder formales e informales, locales y extranjeros y que actúa como una brigada encubierta con impunidad garantizada para el genocidio social y político. Así, si bien el paramilitarismo es contradictorio para el Estado en tanto que genera una mayor desestabilización (social), a la vez es una forma de represión que “invisibiliza” la responsabilidad del Estado en actos que están por fuera de la Ley (Fazio,2003), fomentando el terror (o el miedo) como instrumento de control social.

Militarización del orden interno, regionalización de la interferencia y el peligro de la instauración de gobiernos represivos.

Mientras el PC/PP funge como base desde la que se busca garantizar una incidencia y estabilidad de los intereses de EE.UU. en la zona de influencia inmediata a Colombia y en el Cono Sur, la IM se perfila como instrumento de interferencia en el país vecino en tanto que EE.UU. pretende garantizar su propia seguridad operando desde y en suelo mexicano. Claro está, se suma la proyección de tal injerencia hacia Centroamérica, República Dominicana y Haití.

En este tenor, dos cuestiones son importantes. La primera, el alcance de la concepción de “lo regional” en los lineamientos de combate contra el “narco-terrorismo” en Colombia y México, contra el carácter internacional del negocio que suele dejarse de lado (la venta y el grueso del lavado del dinero se hace en los países metropolitanos, donde además se adquieren las armas que utilizan los diversos grupos armados vinculados al negocio de la droga -el 90% de ésas incautadas en México provienen de EE.UU.-). La segunda, el impulso que se está otorgando a la seguridad interna en toda la región más allá de los alcances formales del PC/PP y de la IM-ASPAN. Lo demuestra el impulso de medidas que colocan a los militares como garantes del orden interno. El caso de Perú es representativo (véase más adelante).

El tema de lo “regional” no es menor. Éste queda en evidencia en el modo en que se implementaron el PC y el PP y la posterior creación, en 2005, de la Iniciativa Regional Andina (IRA); todo bajo el argumento de evitar el “efecto dominó” que podría causar el narcotráfico. La IRA tiene como objetivo vital el control de la frontera, no sólo de Colombia con sus vecinos, particularmente con Venezuela (que es uno de los principales proveedores de petróleo de EE.UU. y un gobierno que se opone claramente a la guerra contra el “narco-terrorismo”) sino en los demás países del Cono Sur. Esto no es fruto de la mera imposición de EE.UU., sino que ha sido la elite colombiana la que ha permitido tal interferencia del gobierno estadounidense, generando fuertes tensiones con sus vecinos (y de este modo, contribuyendo a regionalizar el conflicto) al postularse como “peón” del gobierno estadounidense en la región (Palomo, 2010).

La postura de la UNASUR frente a este tipo de conflictos es clave, en tanto debemos tener en claro que para lograr la “regionalización” de la “guerra” contra el narcotráfico y el terrorismo, EE.UU. presiona de modo constante para mantener relaciones (económicas y de seguridad) bilaterales, neutralizando la posibilidad de plantear una agenda a partir de una verdadera participación multilateral capaz de integrar horizontalmente a los gobiernos de la región andina (Bonilla, 2006). Es a partir de estos acuerdos que se materializa la presencia de personal militar en la frontera de países del Cono Sur (no solamente en los que integran la IRA) lo que a su vez remite a ciertas estrategias vinculadas a la doctrina de seguridad nacional de los 60-70 y el modo en que se “luchó” contra la “insurgencia” a través de las fronteras de AL5.

Por ello no sorprende que el Secretario de Defensa de EE.UU., Robert Gates, en su reunión con las fuerzas armadas peruanas (abril 2010), señalara que éstas deben “reestructurarse y focalizarse más en los desafíos internos” (Gates en Salas, 2010). Cumpliendo con tales mandatos, las fuerzas armadas peruanas ya pueden intervenir en asuntos de orden interno: “…los militares pueden emplear la fuerza en situaciones de enfrentamiento con algún grupo hostil –previa declaración del estado de emergencia-, pero también cuando ayuda a la policía a restablecer el orden interno en otras situaciones de violencia o la apoya en operaciones contra el tráfico de drogas, terrorismo, y en los demás casos constitucionalmente justificados cuando la capacidad de la policía sea sobrepasada en su capacidad de control del orden interno(Perú 21, 2 septiembre 2010, p. 6. Las negritas son nuestras). Lo interesante es que, a la par de formalizar la posibilidad de tal “Estado de excepción” (Agamben, 2004), el presidente de Perú Alan García, ha aceptado el ofrecimiento de EE.UU. de entrenar tropas peruanas para combatir el narcotráfico, descartando cualquier discusión sobre las tensiones entre intervención y soberanía-autodeterminación. Según sus propias palabras: “…En todos los temas que sean humanos y universales, yo no hago cuestión de soberanías y patriotismo, es decir, si los estadounidenses quisieran poner tropas de entrenamiento, como tienen helicópteros y entrenadores de satélite y de comunicaciones aquí, en buena hora”.

No constituye un dato menor que Perú firmara un TLC con EE.UU. similar al NAFTA, donde la desnacionalización de los principales activos del país y la desestructuración de la industria nacional y el mercado interno han sido los principales resultados (Saxe-Fernández, 2002). En el caso de Perú, es claro que lo primordial es el petróleo y los minerales. De ahí que simultáneamente se insista en abrir el 72% del Amazonas peruano a procesos de concesión para la prospección y extracción. El esquema es parte de los intereses de EE.UU. en toda la zona del Amazonas. Ahí ya se encuentran en manos de 35 multinacionales unos 180 bloques de concesión petrolera/gasera que cubren unos 688.000 km2 (Finer et al, 2008). Tan sólo en Perú hay 48 bloques activos y 16 por licitarse. De esos 64 bloques, todos excepto ocho fueron licitados a partir de 2004, justo cuando empezaron las negociaciones de tratados de libre comercio bilaterales entre EE.UU. y los países de la región andina (Perú y Colombia firmarían). La resistencia social, que “altera el orden interno” (como fue el suceso de la masacre de Bagua), responde a que veinte de los mencionados bloques se traslapan con once áreas protegidas, mientras que 58 de las 64 se superponen en tierras de propiedad indígena (Ibid).

La militarización de la región y especialmente de las zonas fronterizas se justifica mediante un discurso que sostiene que la única forma de enfrentar el “narco-terrorismo” o “narco-insurgencia” es mediante una tarea “multinacional”, que como es “lógico” ha de ser liderada y coordinada por EE.UU.

La agenda que llevó Clinton a la reunión de la OEA en junio de 2010 dejaba claro que los puntos a debatir eran el tráfico de drogas, la prevención de bandas criminales y las respuestas a desastres naturales, con el objetivo de que las preocupaciones de EE.UU. fueran bien escuchadas en AL, precisamente ante la exclusión de EE.UU. de la UNASUR. La "securitización" de lo medioambiental no es casual puesto que vincula territorios ricos en recursos con la posibilidad de garantizar el acceso, extracción y transporte de aquéllos a pesar de una eventual agudización de problemas socioambientales. Tal territorialización de la agenda de seguridad interna es por tanto primordial en cuanto permite despejar la operación de la “mano invisible del mercado”. Contexto en el que, mostrar al “narco-terrorismo” como fenómeno regional, permite ampliar, espacialmente, el proceso anterior. Las declaraciones de la secretaria de Estado de EE.UU. parecen apuntar a ello, en tanto que procuró asociar la situación de México a lo sucedido en Colombia al afirmar que: “…los cárteles de droga están mostrando cada vez más indicios de insurgencia (Clinton en Booth, 2010). A esta afirmación, agregó: “…Necesitamos una presencia más vigorosa en América Central para ayudar a los países a reforzar la legalidad, para luchar contra los traficantes de droga” (Ibid).

Para cubrir la mencionada necesidad, se están llevando a cabo acciones concretas. En Honduras, por ejemplo, el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa (CEHD) de EE.UU. organizó un taller para asesorar a la policía, las fuerzas armadas, miembros del Congreso Nacional y funcionarios del gobierno sobre la “Planificación de estrategias de seguridad nacional”. Según el Director del CEDH, Richard Downie, se formuló “una hoja de ruta con acciones claves y con fechas para llegar al cumplimiento de los objetivos, los participantes hicieron todo eso en el contexto del esfuerzo del gobierno del presidente Lobo en tratar de enfrentar esos retos que tiene el país en este momento” (El Heraldo, 11 septiembre 2010). A la gravedad de la interferencia de EE.UU. en asuntos internos por medio de este tipo de “asesoramiento”, en el caso de Honduras se suma el hecho de que el gobierno que está recibiendo las “sugerencias” en materia de seguridad interna, es producto de un golpe de Estado –“técnico”– al presidente legítimo, Manuel Zelaya.

Se suma además el caso de El Salvador, donde se promulgó la Ley Antimaras de septiembre de 2010 (Diálogo, 13 de Septiembre de 2010) y que justifica la presencia de tropas para el control del orden interno dada la “violencia de baja intensidad” perpetrada por el crimen organizado. La naturaleza de tal posicionamiento del Estado salvadoreño es expuesta por su presidente, Mauricio Funes, en el marco de la 65 Asamblea General de la ONU, en los siguientes términos: “…la ayuda [a Centroamérica y México] debe ser económica, de inteligencia y de apoyo a la capacitación y equipamiento de las fuerzas del orden para combatir el crimen y el lavado de dinero” (Centro de Noticias ONU, 27 de septiembre de 2010).

Las negociaciones de instaurar emplazamientos militares de EE.UU. en Panamá y Costa Rica se inscriben en este panorama. Lo mismo es válido para la Iniciativa de Seguridad de la Cuenca del Caribe.

Es este escenario el que posibilita estrategias de desestabilización como la ocurrida en Ecuador, que aparenta ser una “sublevación” espontánea de las fuerzas de seguridad debido a un supuesto recorte en los salarios y beneficios del sector. La agresión al presidente y funcionarios de gobierno altamente coordinada, la confusión y relativa desinformación sobre los hechos y el caos generado dejan entrever la presencia de causas de fondo que van más allá de un mero reclamo de salario y que develan el poder en acción de los grupos que representan intereses que se encuentran amenazados por el gobierno de Correa. No es casual que el hecho se suscite principalmente en y desde Guayaquil, la región dura de la oligarquía ecuatoriana. La promoción del caos y la confusión generalizada, la represión de parte de la policía contra la gente en las calles reclamando la “liberación del presidente”, se presta para generar una imagen de debilidad institucional como antesala indispensable para estimular una eventual política de control por medio de la represión y el miedo. Lo que se intenta es desarticular las fuerzas sociales, esto es, que no estén en las calles defendiendo la legitimidad del gobierno elegido.

Independientemente de la evolución de estos acontecimientos, lo que debe notarse es que mientras Honduras fue un termómetro para la derecha en cuanto a la articulación del tejido social, Ecuador pareciera colocarse como antesala de un posible “golpe” a los proyectos alternativos con mayor poder real y simbólico de la región. No deja de ser llamativo que el atentado se geste en Ecuador, ciertamente la nación con más fracturas internas del conjunto de países del ALBA (Morales en Bolivia cuenta con un respaldo social abrumador, mientras que Chávez cuenta con experiencia respecto a golpes de Estado en su contra y con un vínculo mucho más estrecho con la fuerza militar nacional). También es notoria en esta coyuntura la creciente tendencia en toda AL de “borrar” a los actores políticos de izquierda o progresistas de la esfera política formal, de tal suerte que se pueda facilitar la criminalización de ésos.

Por lo anterior, la importancia de la “región” es crucial. La avanzada de la oligarquía ecuatoriana no sólo es un golpe contra el proyecto de nación representado por el gobierno de Correa, sino a los propios esfuerzos de una integración regional alternativa. En tal sentido, es lógico que los presidentes de los países del Cono Sur condenen el intento de golpe de Estado, siendo enfáticas las declaraciones de Morales, Chávez y Fidel Castro.

El llamado de atención, consideramos, es más que claro. Pero aún más, como hemos dicho, también es una alerta temprana de posibles escenarios de creciente violación de derechos humanos y de propagación del miedo como mecanismo de atomización social, situación que, como han demostrado algunos procesos históricos, puede desembocar en fascismo (léase por ejemplo: Neumann, 1943). Se trata de un contexto que ciertamente dificulta pero al mismo tiempo apremia la construcción social concreta de proyectos de nación alternativos, independientes y socioambientalmente justos y armónicos, no sólo a escala nacional sino regional. El tejido social que los apoya y que potencialmente puede también sumarse, ciertamente existe, y esperamos que ante las circunstancias actuales de AL resurja con mayor fuerza y capacidades de articulación.

Notas

1. Gian Carlo Delgado-Ramos es Doctor por la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Investigador de tiempo completo del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México.

2. Silvina María Romano es doctora por la UniversidadNacional de Córdoba, Argentina. Becaria posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET) en el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional, Unidad Ejecutora CONICET

3. En el fondo de la Doctrina, afirma Guerra (1973: 182), estaba implícita la declaración: “América para los americanos”, y la afirmación de un derecho de soberanía virtual sobre todos los territorios del Nuevo Mundo. En AL había pueblos libres; pero sus derechos de soberanía eran incompletos, sus territorios no eran de libre disposición. El único poder absolutamente soberano en América, y de toda América, era EE.UU. (Ibid).

4. El derrocamiento del presidente guatemalteco Jacobo Arbenz (1954) se llevó a cabo por medio de una política de “dos vías”: las negociaciones diplomáticas y (al mismo tiempo) la implementación de operativos encubiertos promovidos por la CIA y las elites locales para perpetrar un golpe de Estado (Wood, 1985). El derrocamiento del presidente brasileño Joao Goulart (1964), también se caracterizó por dos momentos clave: un primer momento orientado a la desestabilización mediante la presión económica y política, y una segunda etapa destinada al golpe de Estado militar, gracias a la alianza de la oligarquía local con la elite estadounidense (Fico, 2008: 76). Una estrategia similar, de dos fases, fue aplicada para derrocar al presidente chileno Salvador Allende (1973): la primera etapa se centraba en presiones económicas y políticas; la segunda etapa implicaba el apoyo a ciertos sectores de las fuerzas armadas para incitar a un golpe militar, también con la aprobación de los grupos de poder locales y el apoyo del gobierno estadounidense (Informe Church II C2).

5. Es de crucial importancia recordar que uno de los operativos más “exitosos” de seguridad transfronteriza se realizó en la década de 1970, la Operación Cóndor. Este operativo tenía como meta “aniquilar la subversión” por medio del arresto, tortura y desaparición de “insurgentes” y “subversivos” a través de las fronteras de países del Cono Sur, mediante la cooperación de las Fuerzas Armadas de los países del Cono Sur y con la ayuda estratégica de la CIA (McSherry, 2005).

Bibliografía
  • Fazio, 30 junio (2003) “Acerca del paramilitarismo en Colombia” La Jornada. México DF. En: www.visionesalternativas.com.mx/militarizacion/articulos/pcolom/10.htm
  • Fico, Carlos, (2008), O Grande Irmao. Da operaçao Brother Sam aos anos de chumbo. Rio de Janeiro: Civilizaçao Brasileira.
  • Finer, Matt et. al. (2008) “Oil and Gas Projects in the Western Amazon: Threats to Wilderness Biodiversity and Indigenous Peoples” PLoS ONE. Vol 3. No 8, agosto.
  • Finnegan, William, 31 mayo (2010) “Silver or Lead. The drug cartel La Familia gives local officials a chioce: Take a bribe or a bullet.” The New Yorker.
  • Guerra Sánchez, Ramiro (1973). La Expansión Territorial de los Estados Unidos. La Habana, Cuba: Ciencias Sociales.
  • Loveman, Bryan (comp) (2006) Addicted to Failure. US Security Policy in Latin America and the Andean Region. Maryland: Rowman & Littlefield.
  • McSherry, Patrice (2005). Predatory States. Operation Condor and covert war in Latin America. Maryland: Rowman & Littlefield.
  • Neumann, Franz (1943). Behemoth. Pensamiento y acción en el nacional socialismo. México: FCE.
  • Palomo, Gerardo (2010) “Ejército: aspectos formales y problemas políticos” Este País, septiembre, N. 233. México DF.
  • Perú 21, 2 septiembre 2010 “FFAA podrán intervenir en el control interno”, p. 6.
  • Salas, Cristina (2010) “Defense Secretary Gates' week in Latin America” Just the Facts. En: http://justf.org/blog/2010/04/20/defense-secretary-gates-week-latin-america
  • Saxe-Fernández, John (2002). La Compra-Venta de México. México: Plaza y Janés.
  • Wood, Bryce, (1985), The dismantling of the Good Neighbor Policy. Austin: University of Texas Press.

  • Documentos
  • USA policy regarding Hemisphere defense 1949-1950. Foreign Rel. Vol I. Memorandum by the Executive Secretary (Souers) to the National Security Council, 606.
  • United States Department of State. Foreign Relations. 1964-1968. Vol XXXI. Doc. 38.
  • Church Report (Informe Church). En: http://foia.state.gov/Reports/ChurchReport.asp
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

rCR


Opinión: La democracia de la Tierra. Reportaje a Vandana Shiva


La democracia de la Tierra. Reportaje a Vandana Shiva


OPINIÓN… VILTIPOCO10000: SEPTIEMBRE 30 DE 2010….

Ecoportal.net
19-07-06

Vandana Shiva es una activista india, escritora e intelectual. Entre sus libros se encuentran Water Wars: Pollution, Profits and Privatization: The Plunder of Nature and Knowledge y The Hijacking of the Global Food Supply. Mantuve la entrevista en marzo de 2006, y en ella hablamos sobre su último libro, Earth Democracy: Justice, Sustainability, and Peace.

Tirmizey: ¿De qué trata su libro Earth Democracy?

Shiva: Earth Democracy trata realmente sobre la vida más allá de la globalización corporativa. Sobre otro modelo, sobre otras maneras de actuar, y no sólo en el futuro sino sobre el mundo que se está constituyendo aquí y ahora.

Usted afirma que necesitamos evolucionar desde una democracia agonizante a una democracia viva. ¿Puede explicar qué quiere decir?

Lo primero que quiero decir es que la democracia que tenemos está realmente muerta en cuanto que no responde ya a los deseos de la gente. Tanto si se trata de gobiernos que van a la guerra contra la voluntad de los pueblos como si se trata de gobiernos que imponen alimentos transformados genéticamente. La muerte de la democracia se produce cuando la gente no tiene libertad. También digo que es una democracia muerta porque se sirve de las “libertades” de las corporaciones para aniquilar a las personas. Para mí, el ejemplo más dramático de esto ha sido el que 40.000 campesinos se quitaran la vida en una década a consecuencia de las normas de la globalización corporativa. Y cuando esas normas se impulsan en nombre de la libertad, entonces es una democracia asesina.

¿Cómo sería una democracia viva?

Una democracia viva es aquella en la que la gente puede tomar decisiones sobre sus vidas e influir sobre las condiciones en las que vive- cómo cultivar sus alimentos, en qué condiciones se producen sus ropas; la libertad de elegir cómo se educan sus hijos; la libertad de establecer las condiciones de acceso a la sanidad. Eso es una democracia viva. Para la gente, una democracia viva es la que se reina en donde ellos están. Una democracia viva es aquella que afecta a todos los aspectos de la vida, no sólo de la vida humana, porque nos encontramos en un momento de la evolución en el que cualquier libertad de la especie humana debe incluir la de otras especies, si no nunca tendremos libertad humana.

Un informe reciente de la ONU sobre el Desarrollo Mundial del Agua afirma que el 20 por ciento de la población mundial no tiene acceso a agua potable. ¿Cómo gestionaría una democracia viva las reservas de agua?

Yo he visto como este magnífico país, India, se ha convertido de un país donde todas las comunidades tenían agua- bien por medio de pozos o procedente de los arroyos primaverales o de los ríos- en parte de ese 20 por ciento que no tiene acceso a ella. La escasez de agua ha sido consecuencia de la tala comercial de los bosques. El primer movimiento en el que participé como joven activista y científica fue el de Chipko, para detener la tala con el fin de defender nuestros ríos y nuestros arroyos. El agua se destruye cuando Coca-Cola consume entre un millón y medio y dos millones de litros diarios en cada una de sus fábricas. Esa escasez es la que movió a las mujeres de Plachimada a cerrar una de las plantas de Coca-Cola en su pueblo. Es esa misma escasez la que ha llevado a la gente a luchar contra otras 50 fábricas de Coca-Cola que habían destruido agua. El agua quedó afectada cuando el Banco Mundial y Estados Unidos nos impusieron la denominada Revolución Verde en 1965-1966. No fue una revolución verde porque se basaba en el riego intensivo- un cultivo que necesita diez veces más agua-. Todo ello ha originado un profundo descenso de los acuíferos y el llenar de presas nuestros ríos. Todas las comunidades que viven aguas abajo de un río con una presa, carecen de agua. Todas las comunidades de una región en donde la “revolución verde” ha subvencionado el bombeo de las aguas subterráneas tienen los pozos secos, los aljibes secos, y se encuentran con una grave escasez de agua.

¿Cómo gestionaría una democracia viva los recursos de agua?

Los pueblos proporcionan agua, y los ríos muertos reviven, cuando las comunidades actúan conjuntamente y deciden cambiar del modelo de agricultura química a la agricultura orgánica. Nuestras aldeas, en una democracia viva, se comprometen a no permitir en sus pueblos los productos químicos, los organismos transformados genéticamente, o la privatización del agua. En una democracia viva, la gente puede usar diez veces menos agua sólo con usarla de forma ecológica y aprovechando cada gota. En una democracia viva, el agua pertenece a todos y se conserva colectivamente porque -al contrario de las explotaciones privadas- la conservación debe movilizar a la comunidad. No se puede conservar de forma individual sino de manera comunitaria
En su libro, a menudo se refiere a Gandhi y le cita. ¿Puede hablarnos sobre Gandhi como fuente de inspiración de La Democracia de la Tierra?

Mi más honda inspiración en Gandhi es el reconocimiento del swaraj, es decir de la autorregulación. Que no se limita al nivel nacional, sino también al nivel local y a nivel personal. Uno no se puede autorregular salvo que tenga autoorganización. De ahí que el concepto de democracia en el pensamiento de Gandhi se refiera a la capacidad última de la gente para organizar colectivamente sus vidas y su comunidad.

El segundo principio impactante de Gandhi en el que me he inspirado es el swadeshi, que significa la capacidad creativa de todos los seres humanos y de todas las comunidades para producir lo que necesitan. En la globalización, y en esta democracia asesina que tenemos, la idea es que todos deberíamos ser consumidores en lugar de productores de cosas y creadores de ideas y bienes. En eso reside la raíz de la pobreza. Es preciso que reivindiquemos nuestra capacidad de crear y producir.
Finalmente, creo que el mejor regalo que nos hizo es la consagración del rechazo a colaborar con normas injustas e inmorales. Él lo denominó satyagraha. Hace poco, nuestro Gobierno ha firmado lo que llamaría un Acuerdo Monsanto con el presidente Bush para promover en India cultivos y productos transformados genéticamente. Cuando nuestras leyes penalizan que los campesinos conserven las semillas pero permiten a Monsanto venderlas, como el algodón BT, y matan a nuestros campesinos, tenemos que mantenernos firmes y decir que no vamos a cooperar con esas leyes. Viviremos conformes con otras leyes superiores: las leyes del planeta, las leyes ecológicas, y las leyes humanas, nuestras leyes morales.

¿Cuáles cree usted que son los motivos para la aparición de los fundamentalismos y del terrorismo?

El reciente incremento de los fundamentalismos religiosos es, a mi juicio, la sombra de la globalización corporativa. Tiene sus raíces en la inseguridad que produce la globalización. La semana pasada, cuando se produjo un atentado terrorista en un templo de Varanasi- una de las ciudades más antiguas, con 5.000 años de existencia- ,en lugar de entrar en conflicto, los hindúes y los musulmanes se unieron en su diversidad y pluralismo y celebraron la llegada de la primavera, los colores de Holi, como ejemplo de nuestra diversidad. ¿Cuándo fracasa esa celebración de la diversidad? En primer lugar, cuando la gente se siente insegura y, en segundo, cuando los políticos no quieren una democracia económica, no quieren que la gente tome decisiones sobre lo que produce y lo que consume, y desvían el debate sobre la democracia hacia el odio y el miedo al Otro. En un contexto de inseguridad y en el marco de la muerte de la democracia económica, el crecimiento del fundamentalismo religioso termina por convertirse en el mejor yacimiento de voto cautivo. No resulta sorprendente que haya un crecimiento del fundamentalismo religioso en Estados Unidos. Como tampoco es una sorpresa que ese aumento del fundamentalismo religioso en India se iniciara en 1991, tras la institucionalización de las nuevas políticas económica sobre liberalización del comercio.

El terrorismo tiene unas raíces parecidas. Es la reacción de aquéllos a quienes se les ha despojado de voz. El terrorismo es el grito de los sin voz. El terrorismo no se desarrolla si la democracia prospera porque ésta asegura que su voz se oye y la disidencia se tiene en cuenta. Aunque resulta evidente en todo el mundo que la cuestión terrorista es el problema de la carencia de oportunidades para influir en el propio destino, el terrorismo no se percibe en los medios de comunicación principales como la cólera de los desposeídos sino como el de gente que tiene algún defecto genético.

Nadie nace terrorista, sino que se convierte en terrorista. El hecho de que el terrorismo esté creciendo debería obligarnos a analizar qué es lo crea las condiciones para ese crecimiento. El caldo de cultivo es la codicia de las corporaciones que quieren controlar cada gota de agua, cada gota de petróleo, cada centímetro de tierra, cada germen en este planeta. Ese tipo de codicia produce enormes exclusiones. Esas exclusiones van a generar violentas respuestas si no se restaura rápidamente la democracia pacífica. La mayoría de la gente no es consciente de que en India ya están controlados grandes sectores por quienes se adhieren a ideologías basadas en la exclusión y que recurren a métodos violentos. Es un fenómeno inevitable si se desposee y excluye a millones de personas de sus auténticos medios de subsistencia y de libertad.

¿De qué forma las mujeres promueven las culturas centradas en la vida?

Las mujeres son promotoras de esas culturas a causa de la muy antigua división del trabajo, en la que se dejaba que las mujeres se ocuparan de la vida, mientras que los hombres se desentendían de ella para alcanzar la gloria, para llevar a cabo conquistas, y se mantenía a las mujeres en circunstancias menos favorables para obtener un trabajo asalariado. La división del trabajo encomendó a las mujeres conseguir el sustento y a los hombres el mercado. La experiencia en la supervivencia ahora es imprescindible para la creación de economías vivas, centradas en la vida, y las mujeres lo están haciendo, bien sea a través del ahorro de semillas, el ahorro de agua, o por la forma de compartirla. Por medio de la creación de sistemas ecológicos de producción de alimentos y el control descentralizado de la agricultura, las mujeres se encuentran a la cabeza de las reformas de una economía no dominada por el control patriarcal de las corporaciones mundiales. Habitualmente, se define el patriarcado dentro de los límites del hogar, sin embargo cada vez más las fuerzas patriarcales consideran este hermoso planeta como si fuera su casa, en la que les gustaría disponer de todo el poder, capacidad, creatividad y productividad al margen de las mujeres. Pero las mujeres están decididas a no consentirlo. Hace dos semanas, precisamente, tuvimos una celebración en nuestra granja con 150 mujeres miembros de Navanya, el movimiento que puse en marcha, y todas ellas se comprometieron a mantener la seguridad alimentaria en sus manos; a conservar las semillas en sus manos, y no como una retórica vacía, ni como un simple slogan, sino como una manera cotidiana de vivir y que establece una diferencia fundamental.

¿Cómo evolucionar desde el mundo en el que vivimos hacia la democracia de la Tierra?

Creo que lo primero que hay que hacer es centrar nuestras vidas en la Tierra y no en la dependencia de las corporaciones o en la institución denominada Organización Mundial del Comercio, que sólo tiene diez años de existencia. Por supuesto, cada uno de nosotros estamos en diferentes puestos: algunos como profesores, otros como científicos, otros como jóvenes en paro, otros trabajan en condiciones de esclavitud. Cada uno desde sus diferentes circunstancias, y cada uno tenemos que empezar esa recuperación desde el lugar donde nos encontremos. Tenemos que unir nuestras manos con otros que pueden estar haciendo las mismas cosas que nosotros u otras diferentes. Eso realmente no importa. Tomemos como ejemplo los alimentos: cada uno de nosotros puede tomar decisiones: si los alimentos que comemos son compatibles con la democracia de la tierra o si sirven para que reforcemos la globalización corporativa. Con cada gota de agua que bebamos se plantea una elección parecida. La energía que consumimos plantea la elección entre una democracia de la Tierra o la dictadura de nuestra época. Las elecciones son ilimitadas, sólo tenemos que empezar a reconocer que nunca se da una situación en la que cualquier ser humano no tenga posibilidad de elegir. Y si no existe posibilidad de hacerlo entonces, al menos, se puede elegir decir que no.

¿Puede hablarnos sobre la gestación de este libro?

El libro surgió por dos razones: una de ellas, el que durante demasiado tiempo el movimiento de gentes que defienden su libertad ha sido etiquetado como movimiento contra la globalización. Y se ha dicho de forma repetida que “Esas gentes saben lo que no quieren pero no tienen idea alguna de lo que quieren.” Pensé que había llegado el momento de decir, a quienes creen que no sabemos lo que queremos, que lo sabemos muy bien, y que por ello, cuando la globalización corporativa se venga abajo por su falta de sostenibilidad ecológica y social, estaremos allí.

La segunda razón para escribir el libro fue porque me di cuenta de que los movimientos populares eran fuertes y podían serlo más si reconocían que no importaba lo diferentes que fueran- unos trabajando por el respeto de los derechos humanos, otros en defensa de las especies salvajes, otros por la soberanía alimentaria de los pequeños agricultores y sus familias en todo el mundo- porque cada uno de ellos eran una pieza del mosaico, parte de un tejido en el que se combinaban el cuidado de la Tierra y la defensa de las condiciones de la vida humana en el planeta, al mismo tiempo que se esforzaban por conseguir la justicia social. Todos esos esfuerzos no eran aislados, eran similares y realmente eran esfuerzos por la paz. Creaban las condiciones para la paz en una época en la que se nos dice continuamente que el camino hacia la paz es más guerra y más violencia.

¿Puede hablarnos de cómo surgió su conciencia política y ecológica?

Mi conciencia política y ecológica se ha desarrollado en varias etapas. Yo era una física entusiasta de la energía nuclear que me formaba para entrar en nuestra elite de la energía nuclear. Mi hermana, que era médico, me concienció de algo en lo que los físicos nucleares nunca piensan: que las radiaciones nucleares son peligrosas para la salud. Fue la primera vez en que me desperté a un mundo más allá de las inofensivas ecuaciones.

Mi siguiente paso fue el participar activamente en el movimiento Chipko cuando comprobé que los bosques del Himalaya iban desapareciendo a toda velocidad. Yo había crecido en sus bosques. Mi padre había sido conservador forestal y en mi infancia y juventud había observado un cambio terrible, lo que me llevó a convertirme en voluntaria del movimiento. El paso siguiente se produjo en 1982 cuando el ministerio de medio ambiente empezó a pedirme estudios. Ello llevó a la creación de la Research Foundation for Science, Technology, and Ecology. A través de ella realicé estudios participativos con comunidades y actividades de investigación que tuvieron éxito. Ganamos pleitos legales, conseguimos parar minas, monocultivos y la cría de langostinos.

El siguiente momento clave fue en 1994, el año en que sufrimos el crecimiento del terrorismo en Punjab. Estudié el Punjab para comprender por qué la tierra de la revolución verde, que había recibido el Premio Nobel de la Paz, se había convertido en una tierra de guerra. Empecé a establecer conexiones entre la violencia, el fundamentalismo, el terrorismo, la degradación ecológica, los sistemas económicos no democráticos y el desarrollo contra la voluntad de los pueblos. Fue el mismo año del desastre de Bhopal, que mató a 3.000 personas en una noche y que desde entonces ha ocasionado la muerte de un total de 30.000. Me vi obligada a examinar la agricultura industrial como un sistema bélico. Y me comprometí con la agricultura ecológica como sistema pacífico.

En 1987 me invitaron a una reunión donde las corporaciones presentaron sus planes para patentar semillas, semillas genéticamente modificadas, y conseguir tratados de libre comercio para impedir que nadie más tuviera libertad para hacer las cosas a su manera y cultivar sus propios alimentos. Decidí que tenía que empezar a recoger semillas y a proteger la biodiversidad. Desde entonces he trabajado con millones de campesinos para decir no a la OMC y al GATT, y con miles de agricultores- 200.000- para poner en marcha una alternativa.

He mencionado los suicidios de agricultores. El año 2006 ha sido, para mí, el año en el que he empleado una gran parte de mis energías en generar esperanza entre nuestras comunidades de campesinos, para que el callejón sin salida, las economías genocidas y las economías suicidas no sean la única salida. Podemos crear nuestras propias economías y no tenemos que esperar hasta que nuestro Gobierno nos diga cómo hacerlo. Sólo necesitamos volvernos hacia nosotros mismos para obtener el permiso.

(1) Kazim Tirmizey es una periodista independiente que informa para la radio comunitaria CKUT en Montreal, y para Free Speech Radio News . Aqui le hace una entrevista a Vandana Shiva, que es una activista india, escritora e intelectual. Entre sus libros se encuentran Water Wars: Pollution, Profits and Privatization: The Plunder of Nature and Knowledge y The Hijacking of the Global Food Supply.

Título original: Earth Democracy. An interview with Vandana Shiva - Autor: Vandana Shiva/ Kazim Tirmizey - Origen: Z Magazine Online; Jueves 01 de Junio, 2006 - Traducido por Felisa Sastre y revisado por Marga Vidal - Publicado por ZMAG

Perú: El Perú ganará juicio para recuperar piezas que tiene U. Yale en su poder

Ex canciller Eduardo Ferrero Costa afirma


El Perú ganará juicio para recuperar piezas que tiene U.  Yale en su poder

PERÚ… VILTIPOCO10000: SEPTIEMBRE 30 DE 2010…

 El procurador del Estado para la repatriación de las piezas arqueológicas de Machu Picchu, el ex canciller Eduardo Ferrero, mostró su confianza que el Perú ganará el juicio que mantiene, en Estados Unidos, con la universidad de Yale, para que esas reliquias vuelvan al país.

“Estos restos fueron llevados a pedido de la Universidad de Yale y con una expresa autorización para que salgan bajo la condición de que sean devueltas, es decir como un préstamo; y por lo tanto aquí no cabe duda del derecho que tiene el Perú para recuperar estas piezas”, manifestó.

El presidente de la República, Alan García Pérez, invocó esta semana a la Universidad de Yale devolver antes del 7 de julio del próximo año las piezas arqueológicas de Machu Picchu que se encuentran en su poder y que fueron trasladadas a ese país por el estadounidense Hiram Bingham en 1911.

En declaraciones al noticiero de TV Perú, Ferrero Costa indicó que el problema es que Yale nunca devolvió las piezas, y ahora aduce que el caso ha prescrito, lo cual es falso, porque para este caso rige ley peruana, y no la ley norteamericana.

“Y según la ley peruana, el derecho del Perú no ha prescrito puesto que Yale siempre procedió simplemente como un administrador de estos artefactos y nunca como propietario”, afirmó.

Apoyo de National Geographic

El abogado del Estado informó que la National Geographic ha manifestado su total respaldo a la posición del Perú, lo que es un apoyo muy importante, teniendo en cuenta que las piezas que se llevó Bingham a Estados Unidos, lo hizo con el auspicio de la universidad de Yale y la dicha organización científica.

“Creemos que este apoyo es significativo y que será tomado en cuenta por el Juez Federal de Connecticut. Es cierto que las piezas las tiene Yale, no las tiene la National Geographic, pero también es cierto que este respaldo, y también de otros amigos que tenemos en Estados Unidos, debe contribuir a que el juez le de la razón al Perú”, anotó.

“Nosotros esperamos que en este juicio que está en trámite, el Perú pueda lograr recuperar los objetos de la Universidad de Yale”, indicó.

Ferrero indicó que la propiedad del Perú sobre estas piezas es contundente, pues se trata de restos que no han sido sustraídos subrepticiamente, o han sido vendidos ilegalmente, sino que salieron con autorización, en calidad de préstamo, lo que refuerza el derecho legítimo sobre su propiedad.

La Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso respaldó la posición del Jefe del Estado sobre la devolución, y conformó una comisión de seguimiento de las acciones para la devolución de las piezas.

Fuentes:

 Divulgada en la lista ARQUEOLOGOS EN RED


Waldo Darío Gutiérrez Burgos
Descendiente del Pueblo de Uquía – Omaguacas
Editor de Viltipoco10000 y Director de Cer-Omaguaca
“…"Ustedes los blancos presumían que éramos salvajes... Cuando cantábamos nuestras alabanzas al Sol, a la Luna o al Viento, ustedes nos trataban de idólatras. Sin comprender, ustedes nos han condenado como almas pérdidas, simplemente porque nuestra religión era diferente de la vuestra. Nosotros veíamos la Obra del Gran Espíritu en casi todo: el Sol, la Luna, los Árboles, el Viento y las Montañas; y a veces nos aproximábamos de Él a través de ellos: ¿Era eso tan malo?...”