Opinión: La separación entre la vida privada y la vida pública
OPINIÓN… VILTIPOCO10000: MARZO 13 DE
2016…
xAgustín
García Calvo*
Tortuga
Viernes 4
de marzo de 2016
Tendríamos
que aspirar a que no hubiera más moral del comportamiento del Individuo, de la
Persona, que nos importa un bledo: que se tratara, simplemente, del
comportamiento y de la vida de la comunidad, de lo común. Eso quiere decir
romper este sacramento, que es el principal del Régimen, de la separación entre
la vida privada y la vida pública.
De qué
diablos nos sirve que aquí discutamos grandes cosas contra el Estado, contra el
Capital, que examinemos con cierta lucidez los mecanismos de esos monstruos que
nos oprimen, si luego llegamos a casa y nos encerramos a reproducir el
individualismo.
Nos
tienen viviendo como fragmentos del común mirándonos al espejo roto de Narciso
para saber cuál es la más bonita o el más macho.
A mi
entender (supongo que en eso estaréis muchos conmigo), no hay cosa más urgente,
desde un punto de vista político, que para mí se confunde con el moral, no hay
nada más urgente que atacar la separación entre vida privada y vida pública. Es
decir, atacar seriamente y de frente al individuo personal.
Se
comprende bien la necesidad y la urgencia: la necesidad, porque en la
tradición, no voy a decir revolucionaria, sino revoltosa, en la tradición
secular de rebelión de los de abajo contra los de arriba, esta confusión, este
engaño que se centra en la persona sigue, por desgracia, todavía haciendo mucho
daño, no está debidamente atacado: todavía se sigue con el pensamiento de que
cuando se grita libertad, se está gritando libertad del individuo, libertad de
uno. Esto es una cosa que tal vez los abuelos anarquistas se podían permitir,
porque la historia no estaba tan configurada como está en la sociedad del
bienestar; se podía permitir, hasta cierto punto, esta confusión, era tal vez
venial, pero, desde luego, en la perfección del sistema, nosotros no podemos
consentírnoslo ni por un momento.
Si
queréis muestras de la importancia del asunto, pues ya veis que justamente la
democracia desrrollada, el régimen que padecemos, justamente ha tomado como
apoyo último, eso, el individuo. Lo que Ellos, lo que los Ejecutivos llaman el
Hombre, de vez en cuando, con mayúsculas. El Hombre, que quiere decir un hombre
cuya ansia consiste en asegurar el futuro y desde ese momento es un hombre que
es dinero, porque no hay más tiempo que el futuro, no hay más tiempo vacío que
el futuro y el tiempo vacío es la verdadera forma del dinero.
De manera
que si somos conscientes, y más que conscientes, lo padecemos cada día, de
hasta qué punto el Régimen, el actual, el único del que debemos ocuparnos de
frente y de perfil, está fundado sobre el Individuo y en la creencia de la
libertad personal, libertad de compra y venta, libertad de expresión, y todo
tipo de libertades, pero siempre libertades de uno, de Fulano y de Mengano,
entonces, creo que no cabrá duda de que no puede haber un tema más importante,
desde el punto de vista político, que intentemos atacar eso.
Por otra
parte, es el más inmediato, y por eso os voy a dar la voz enseguida, porque no
hay ninguno de vosotros que pueda decir que no tiene nada que decir sobre la
cuestión. Porque todos tenéis vida privada, por desgracia. Todos tenéis vida
privada y, si tenéis vida privada, estáis sujetos a la moral, a una moral
separada de la política, y ésta es la desgracia principal que nos oprime.
Tendríamos que aspirar a que no hubiera más moral del comportamiento del
Individuo, de la Persona, que nos importa un bledo: que se tratara,
simplemente, del comportamiento y de la vida de la comunidad, de lo común. Eso
quiere decir romper este sacramento, que es el principal del Régimen, de la
separación entre la vida privada y la vida pública.
De qué
diablos nos sirve que aquí discutamos grandes cosas contra el Estado, contra el
Capital, que examinemos con cierta lucidez los mecanismos de esos monstruos que
nos oprimen, si luego llegamos a casa y tenemos a la mujer, o al “tronco” al
lado, que nos dice “Ah, pues ¿qué ha dicho Fulano? ¡Qué buenas ideas tiene el
tal! Pero se ha puesto un poco pesado, ¿no?, ¿tú que crees? Apaga la luz de la
escalera, vámonos a la cama”. Y todo, toda la discusión aquella, al llegar a la
escalera, al comedor, a la alcoba, los símbolos que empleo de la vida privada,
ha quedado reducido a nada. Todo allí ha venido a ser juzgado como en una
última instancia por la conversación, por ejemplo, conyugal entre los dos
miembros de la pareja o con cualquier otra tontería por el estilo.
De manera
que no hace falta mucho más para convenceros, creo, de la inutilidad de
intentar hacer ninguna política que se mantenga al margen y que no ataque
directamente la vida privada al mismo tiempo. Que no ataque, es decir, esa
separación.
*Agustín García Calvo
Contra el Hombre
Fundación de Estudios Libertarios Anselmo
Lorenzo, Madrid 1997
Fuente:
Waldo
Darío Gutiérrez Burgos
Descendiente
del Pueblo Uquía, Omaguacas
Director
de ‘Viltipoco10000’, ‘Cer-Omaguaca’ y ‘ArgosIs-Internacional’