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Periodos históricos de la región quebrada de Humahuaca

 


Por Ana María González y María Ester Albeck *

En la página dieciséis del libro “Quebrada de Humahuaca, más de 10.000 años de historia”, podemos encontrar una breve explicación para de la obra,  donde nos cuenta la cantidad de capítulos y la línea de tiempo que usan para explicar la historia regional, desde el pasado hasta la actualidad.

Mediante caricaturas las autoras explican que los nombres de los “runas” es una idea didáctica para que se pueda recordar mejor los periodos históricos.

* Autoras del Libro: “Quebrada de Humahuaca, más de 10.000 años de historia”, ilustrado por Luis Zapana. - 5a ed. - Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación, 2013.


Historia: Aborígenes en Jujuy en el Siglo XVI

 


Población prehispánica y probable ubicación en la Provincia

ABORÍGENES EN JUJUY EN EL SIGLO XVI

Por PASQUINI, Alberto Rafael *

A la llegada del español en el siglo XVI, la actual provincia de Jujuy se encontraba poblada por numerosas parcialidades aborígenes.

Una hipótesis de su posible ubicación en el territorio provincial fue estructurada por el ingeniero Alberto Rafael Pasquini, sin precisar con exactitud su delimitación geográfica, que de acuerdo con su “Mapa Etnográfico de Jujuy” podría ser la siguiente manera por "Departamentos":

Yavi: Charcas, Socabacochas, Orandicones, Caquichuras, Etocolacas,

Santa Catalina: Titicondes,

Rinconada: Cachuyes,  

Humahuaca: Ochiomas, Serchicas, Gaites, Chalinas, Yosujas, Quilatas, Catabamba, Ichimes, Chuyes, Quispiras, Ymarras, Charomatas, Demetimas, Omaguacas, Uquías, Ticalayos, Toctacas, Osas,

Cochinoca: Cochinocas, Ichicas, Quitas, Casabindo, Chalcas

Susques: Chilches

Ledesma: Toba, Chiriguanos, Mocovíes, Mataguayos, Taños,  

Tilcara: Tilcaras, Paypayas, Estoybalos,  

Tumbaya: Estoybsalos,

Valle Grande: Ocayacxus,

San Pedro: Sopras,

Santa Bárbara: Chacogualambas, Ojotaes, Pelichocos,

Tumbaya: Tumbaya, Tilianes,

Manuel Belgrano: Ocloyas, Azafatas, Jujuyes

San Pedro: Apatamas,

El Carmen: Churumatas,

Palpalá: Palpalas

Sin lugar a dudas las mencionadas no son la totalidad de las parcialidades aborígenes que poblaban el territorio de la provincia. La mayoría de sus dialectos y rastros de sus culturas han desaparecido y al transcurrir del tiempo dificulta aún más las investigaciones al respecto.

* Referencias bibliográficas:

-- PASQUINI, Alberto Rafael: Mapa Etnográfico de Jujuy.

-- BIDONDO, Emilio: Historia de Jujuy.

-- A.P. Diccionario General de Jujuy.

 


¿Cómo se escribe la memoria de un barrio?

 

¿Cómo se escribe la memoria de un barrio?

Por Diego Carballido

04/04/2022

En el barrio Coronel Aguirre de Villa Gobernador Gálvez un grupo de docentes se propuso dar respuesta a esta pregunta. Junto con vecinos y vecinas del lugar llevaron adelante una experiencia que denominaron “Taller de Historia Popular”. Utilizando como disparadores algunas fotografías, escritos, objetos o simplemente los recuerdos, comenzaron a reconstruir la historia de las últimas décadas de un barrio atravesado, como tantos otros, por los principales fenómenos sociales y políticos que acontecieron en nuestro país. 

Preguntarse cómo se escribe la historia de un barrio es preguntarse también quién o quienes deciden escribirla. Cuáles son los hechos que serán recordados y cuáles quedarán decididamente archivados en el arcón de los olvidos, generalmente, es el resultado de la tensión que subyace a la pugna por la memoria colectiva. Pensar en una forma de construcción de la historia “desde abajo” fue lo que convocó a un grupo de docentes del barrio Coronel Aguirre, en Villa Gobernador Gálvez, a realizar lo que denominaron “Taller de Historia Popular”.

Una serie de encuentros entre vecinos y vecinas del barrio reunidos con el ánimo de recuperar experiencias ancladas en la educación popular y la pedagogía de la liberación; como por ejemplo los talleres de la Universidad Popular de Avellaneda, los trabajos con mujeres en las ciudades de La Plata y Berisso y los workshops elaborados por grupos marxistas británicos. “Se recupera la idea de realizar (la historia) junto con y no para” los sectores populares, aseguran desde la organización de este taller dictado por primera vez el pasado 19 de marzo, abierto para toda la comunidad de Coronel Aguirre en el Centro Cultural y de Derechos Humanos “Oscar Medina”.

En este sentido, Mercedes Castro, docente de historia y una de las gestoras de este espacio explica que “la idea fue empezar a armar algo que no sea la historia institucional del barrio”. Castro asegura que, si bien valoran el trabajo realizado por las y los historiadores de la zona, fueron encontrando que casi no existía un registro de la migración interna que tuvo este poblado ubicado en la zona oeste de Villa Gobernador Gálvez. De alguna manera, para Castro, “los barrios están desdibujados” en cuanto a cómo se fue conformando su fisonomía en las últimas décadas.

“Si te cuentan la historia de Coronel Aguirre, aparece efectivamente la iglesia porque es el primer núcleo poblacional”, sostiene la docente al momento de pensar en los lugares de referencia que tiene el barrio, junto con el club del mismo nombre, el cementerio y el Cristo redentor apostado en medio de la avenida donde habitualmente se renuevan las plegarias por la vida de los y las pibas que se lleva la violencia.

A ese relato, que contempla la gestación de estos lugares emblemáticos, los y las integrantes del taller le sumaron la pregunta acerca de cómo se había dado la propagación y el crecimiento poblacional. “Principalmente, la migración desde el norte de Santa Fe, Chaco, Formosa, Corrientes, Santiago del Estero y Entre Ríos, que es lo que conforma el grueso de la población de Villa Gobernador Gálvez a partir de los años `60 y ´70”, agrega Castro. Cada una de estas familias trajo consigo costumbres que luego tuvieron su correlato haciendo, por ejemplo, que géneros musicales como el chamamé tuvieran una fuerte impronta en la zona.

Imágenes, archivos y palabras

Con la intención de recuperar las historias de la vida cotidiana, los y las organizadoras trabajaron sobre tres ejes temáticos: fotografías, material de archivo y el recuerdo de los y las participantes del taller. “Empezamos a desarmar la idea de archivo, que no es solamente el oficial, sino que en realidad todos tenemos algo valioso para aportar”, dice Castro y agrega: “Cuando no hay objeto, fuente escrita o visual, está también la memoria”. Así fue, que empezaron a emerger las anécdotas que ponían en evidencia las redes de solidaridad entre vecinos y vecinas, las producciones de los actores sociales invisibilizados y la idea de comunidad que se fue transformando con el paso de los años.

“Empezamos a desarmar la idea de archivo, que no es solamente el oficial, sino que en realidad todos tenemos algo valioso para aportar”

Un volante de la Vecinal Coronel Aguirre promocionaba un baile en la calle en los “álgidos” años ochenta, parte del material de archivo que la familia de Castro aún conservaba y que fue puesto en común para desentramar el protagonismo de este tipo de organizaciones hace solo cuatro décadas atrás. “Salió otra cosa muy interesante, porque en otra de las propagandas de la vecinal buscaban una escuela secundaria para el barrio y entre los asistentes hubo ex alumnos y alumnas de esa misma escuela”, cuenta Castro.

El sentido de pertenencia existente en ese momento hizo que fueran los propios vecinos y vecinas quienes se encargaran de hacer un relevamiento de las familias de la zona para identificar la necesidad de fundar un establecimiento educativo que les permitiera a los y las jóvenes no tener que viajar para continuar con sus estudios. “La vecinal fue la que gestionó la creación de la escuela secundaria con el aval de otras organizaciones, como vecinales de barrios aledaños, escuelas primarias de la zona, el dispensario y demás”.

A lo largo del encuentro charlamos sobre las relaciones de solidaridad de los propios migrantes y la tracción de sus familiares para poder conseguir trabajo en los frigoríficos. Eso sucedió hasta que (los frigoríficos) fueron destruidos por Menem en los ´90

Postales que hablan de un barrio con una nutrida vida social, atravesado por una intensa actividad industrial, principalmente frigorífica y metalmecánica, que sufrió el impacto social y económico de la última dictadura cívico militar, en primer lugar, y que luego fue escenario de las consecuencias negativas de las políticas neoliberales de los años noventa.  “A lo largo del encuentro charlamos sobre las relaciones de solidaridad de los propios migrantes y la tracción de sus familiares para poder conseguir trabajo en los frigoríficos. Eso sucedió hasta que (los frigoríficos) fueron destruidos por Menem en los ´90”, analizó Castro.

Las huellas de la historia colectiva

El cúmulo de testimonios que fueron volcándose a lo largo de las casi tres horas que duró este primer encuentro forma parte de un registro que los y las organizadoras atesoran para empezar a trazar este mapa histórico de lo sucedido en las últimas décadas de la vida de Coronel Aguirre. Para Castro, en la mayoría de las voces se vio reflejado “el inmenso laburo” de las y los trabajadores de la zona para continuar con sus estudios y lograr que sus hijos e hijas también pudieran forjarse un camino diferente a través de la educación. “El disparador de la escuela fue buenísimo porque salieron anécdotas del tipo: sí, me acuerdo que en el medio del barro iba tu papá con el papá de él o mi papá y mi mamá siempre cuentan que hicieron los cimientos de las primeras aulas y demás historias de ese estilo”.

Se recordó la existencia de un “corredor seguro” por donde las vecinas y vecinos tenían la certeza de poder volver a sus propias casas sin sufrir mayores sobresaltos, “registrando, por ejemplo, que no había bombitas, porque el alumbrado público era otro, para cambiarlas ellos mismos y hacer que sus hijos e hijas puedan volver seguros de noche”, cuenta Castro.

Eran años, principalmente durante las décadas de los setenta y ochenta, en que la escuela era un lugar de referencia, no solo como espacio de intercambio de saberes, sino también como uno de los lugares de participación colectiva donde se discutían las distintas problemáticas que atravesaban a la mayoría de las familias del barrio. “Durante la dictadura no había otra forma de participación y mucha gente se acercaba a la cooperadora de la escuela por ser, de alguna manera, una institución que nadie iba a tocar”.

“Después de la dictadura, hubo un florecimiento de organizaciones que solían convivir a pesar de las numerosas discusiones y lograron cuestiones como la pavimentación de algunas calles, la concreción de la escuela secundaria o la mejora del dispensario”, explica la coordinadora del Taller. Toda una forma de organización que sufrió un duro impacto durante la década de los noventa donde, según la docente, se desanudaron estos lazos colectivos y se reafirmaron frases como el «no te metás» o «hacé la tuya» provenientes de la época de dictadura.

Durante la dictadura no había otra forma de participación y mucha gente se acercaba a la cooperadora de la escuela por ser, de alguna manera, una institución que nadie iba a tocar

La memoria de quienes sufrieron las peores consecuencias del terrorismo de Estado también estuvo presente en la persona que da nombre al Centro Cultural donde se llevó a cabo esta experiencia. “Oscar Medina fue un vecino, militante, trabajador comprometido con sus compañeros de clase y un orgullo porque es nuestra imagen de la lucha por los Derechos Humanos”, con esas palabras Castro se refirió al obrero metalúrgico y delegado sindical secuestrado y desaparecido en octubre de 1976.

No quedarse en la queja

Si bien han cambiado los modos de vinculación entre las familias del barrio, porque también se han complejizado las problemáticas que los afectan, Castro asegura que uno de los motivos que motorizó este taller es “no quedarse en la queja de la historia”. Tratar de recuperar experiencias pasadas que sirvan de guía para pensar posibles soluciones a los problemas actuales del barrio, evitando recaer en salidas ya probadas que no arrojaron mayores transformaciones. “Si algo nos proporcionó este encuentro es que no podemos estar lejos de la comunidad. Si queremos hacer una historia no podemos hacerla a contrapelo, tenés que convocar a las familias y la escuela tiene que volver a ser ese lugar abierto donde se generan cosas”, afirma la docente y recordó que el establecimiento Nº 1.204, que funciona en el barrio, junto con la vecinal fueron claves en la gestión de las redes de agua potable y gas para gran parte de las familias de los alumnos y alumnas. “La escuela era la sede de reunión y existía una apropiación” del espacio.

Si algo nos proporcionó este encuentro es que no podemos estar lejos de la comunidad. Si queremos hacer una historia no podemos hacerla a contrapelo, tenés que convocar a las familias y la escuela tiene que volver a ser ese lugar abierto donde se generan cosas

Volver a encontrarse, ese parece ser el desafío luego de casi dos años en que la pandemia debilitó los vasos comunicantes en algunas comunidades barriales. Recuperar la memoria de los espacios, rememorando las conquistas de las generaciones anteriores que puedan proporcionar herramientas para este presente. “Quizás sean otras las formas, no vamos a replicar lo mismo, pero tenemos ahí un sustento para volver a beber algunas experiencias que nos sirven, nos alimentan y nos deberían generar otros lazos posibles”, dice Mercedes Castro.

Para la docente, la dinámica de buscar la vinculación identitaria y los orígenes de un determinado lugar es algo que aplica en su labor diaria. “Intento saber cuántos años tiene la escuela donde trabajo, cómo se relacionó con otras instituciones o si nació de una vecinal. De esa manera, que es lo mío, lo chiquito, lo cotidiano, mucha gente hace lo mismo”. Se trata de emprender una disputa cotidiana contra “el discurso de la meritocracia y la violencia real concreta” que afecta a muchos de los barrios en la actualidad. “No sé cuánto vamos a cambiar, pero algo hay que hacer y la experiencia del taller me demostró que la gente tiene muchas ganas de hablar; eso me pareció fantástico”.

Fuente: https://www.enredando.org.ar/2022/04/04/como-se-escribe-la-memoria-de-un-barrio/

 


Homenaje: ¿Esta bien, Takashi?




xHiro Iwamoto
Para el Primer Aniversario del Fallecimiento del Profesor Takashi Takahashi
(Uquía, diciembre de 1998)


Hay cerámicas que hacen transformar el espacio cuadrado en redondo; que generan el agradable calor al ser suavemente tocado, como un eterno manantial de aguas termales. Hay cuadros que no resaltan a primera vista pero se mantienen siempre frescos; que lentamente muestran la sutileza escencial desde sus profundidades y al cabo atrapan el corazón de los que permanecen al frente. Cerámicas y cuadros, así como tapices, del Profesor Takashi Takahashi son así. Y, también, así era el Profe mismo.

El Prof. Takashi fue una persona tranquila y silenciosa. Fue un hombre derecho y correcto, de enorme paciencia y de gran fuerza interior. Y era muy, pero muy tierno. Cada vez que me encontraba con él siempre podía llegar a conocer algo más de su persona. Cuando tomábamos un té juntos –muchas veces sin conversar- miraba su viejo pero bello rostro, deseando envejecer como él. Se veía tan hermoso e iluminado. Sus ojos captaban la belleza interior de la naturaleza que se esconde tras las largas historias; sus manos la cristalizaban en los trabajos artísticos. Era el verdadero artista. Cada una de sus bellas obras contiene la verdad, que fluye desde su interior y conmueve a todos nosotros. Las cerámicas, los cuadros, los tapices…, todas las obras del Prof. Takashi muestran muy bien su personalidad, pero ¡tan grande fue el vacío que dejo su partida! Nunca podrá reemplazarse aún con todas sus obras. A casi un año de su fallecimiento, siento todavía más grande ese espacio.

Una vez el Prof. Takashi plantó unos pequeños cardones en el patio de su casa del pueblo de Uquía. Decía que iba a competir con ellos en crecimiento. Los cardones del norte crecen muy lentamente y, en general, viven mucho más de cien años. Luchando contra la creciente vejez y presintiendo lo inevitable que le aproxima lenta pero con certeza, el Prof. Takashi vio en los cardones la esperanza de su futuro. Cuando se trataba del arte, hablaba de sus proyectos de diez años venideros. Sí, diez años. Faltaban sólo diez años para concretarlos…

Sin embargo, aunque vivía una vida muy sana y tranquila, practicando bien de lo que es la abstinencia, su corazón se había debilitado bastante después de latir casi tres mil millones de veces en 90 años, y no tuvo la suficiente fuerza como para seguir repitiéndolo. Dicen que desde el instante del paro cardiaco hasta el momento de la muerte irreversible del cerebro se demora unos dos minutos, durante los cuales las células cerebrales cesan sucesivamente su funcionamiento por no recibir oxígeno. ¿Qué habría pensado durante esos dos minutos de tiempo? ¿Habría sufrido mucho? ¿Habría tenido lamentos por no poder concluir algunos trabajos? ¿Habría alguien a quién hubiera querido comunicarse, dirigiéndole sus últimas palabras? Los innumerables pensamientos habrían ascendido desde lo más profundo de su memoria y se habrían desvanecido etéreamente como frágiles pompas de jabón. Y entre esas últimas visiones seguramente apareció una figura; la de su Madre.

Según el Prof. Takashi, en estos recientes pasados años había soñado varias veces con su madre. Era siempre la misma figura; figura aquella que el joven artista vio quedarse sola en el helado muelle del Puerto de Yokohama a fin de aquel año 1932. Era más callada que él y le dirigió una sola palabra a su hijo que iba a partir hacia el ultramar: …“Esta bien, Takashi?”… Esa única palabra de la madre resurgió después de más de 60 años y, junto con la imagen, le hizo pensar al Prof. Takashi que debería visitar su tumba pronto, algún día… Fue ese su último deseo.

No tuvo esa oportunidad hasta el final. Por su recuerdo, pinto su rostro según como apareció en los sueños. El “kimono” en color marrón suave, el fondo en amarillo-ocre, pero no podía colorear la cara y quedo incompleto. La madre, con la cara en el espacio de la tela tristemente blanco, guardaba su silenciosa mirada sobre su hijo desde la pared de la cabecera de su cama hasta el último momento.

Quizás, el Prof. Takashi, al viajar por el camino celestial hacia el eterno paraíso, encontraría a su querida madre y, así, podría terminar su última obra de arte.


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Nota de Viltipoco10000:


El Profesor TAKASHI TAKAHASHI nació en Yokohama (Japón) el 05 de septiembre de 1908 y falleció en #Uquía (Quebrada de Humahuaca, #Jujuy, #Argentina), el 10 de enero de 1998. Su gran amigo HIRO IWAMOTO le ha dedicado varios escritos, de los cuales poseo dos, uno de ellos es el que reproduzco en esta oportunidad como parte de mi humilde homenaje al Profesor Takashi Takahashi en el vigésimo primer aniversario de su fallecimiento.

Este artículo se encuentra publicado en la Revista impresa Viltipoco10000 Opinión y Contrainformación Omaguaca, en la 5ta. edición correspondiente al año 2011, por el décimo tercer aniversario del paso a la inmortalidad del Prof. Takashi.

Hace mucho tiempo he perdido contacto con el entrañable amigo y Sensei Hiro Iwamoto, espero a través de la red poder encontrarlo…





Crédito:
Fotografía y vídeo: https://chucalezna.wordpress.com/2018/05/27/chucalezna-japon/ 

Vídeo con Música de Ricardo Vilca. 2009: "Takashi Takahashi", CD 'Promesas' - Los Amigos de Ricardo Vilca