xHiro Iwamoto
Para el Primer Aniversario del Fallecimiento del Profesor Takashi Takahashi
(Uquía, diciembre de 1998)
Hay cerámicas que hacen transformar el espacio cuadrado en redondo; que generan el agradable calor al ser suavemente tocado, como un eterno manantial de aguas termales. Hay cuadros que no resaltan a primera vista pero se mantienen siempre frescos; que lentamente muestran la sutileza escencial desde sus profundidades y al cabo atrapan el corazón de los que permanecen al frente. Cerámicas y cuadros, así como tapices, del Profesor Takashi Takahashi son así. Y, también, así era el Profe mismo.
El Prof. Takashi fue una persona tranquila y silenciosa. Fue un hombre derecho y correcto, de enorme paciencia y de gran fuerza interior. Y era muy, pero muy tierno. Cada vez que me encontraba con él siempre podía llegar a conocer algo más de su persona. Cuando tomábamos un té juntos –muchas veces sin conversar- miraba su viejo pero bello rostro, deseando envejecer como él. Se veía tan hermoso e iluminado. Sus ojos captaban la belleza interior de la naturaleza que se esconde tras las largas historias; sus manos la cristalizaban en los trabajos artísticos. Era el verdadero artista. Cada una de sus bellas obras contiene la verdad, que fluye desde su interior y conmueve a todos nosotros. Las cerámicas, los cuadros, los tapices…, todas las obras del Prof. Takashi muestran muy bien su personalidad, pero ¡tan grande fue el vacío que dejo su partida! Nunca podrá reemplazarse aún con todas sus obras. A casi un año de su fallecimiento, siento todavía más grande ese espacio.
Una vez el Prof. Takashi plantó unos pequeños cardones en el patio de su casa del pueblo de Uquía. Decía que iba a competir con ellos en crecimiento. Los cardones del norte crecen muy lentamente y, en general, viven mucho más de cien años. Luchando contra la creciente vejez y presintiendo lo inevitable que le aproxima lenta pero con certeza, el Prof. Takashi vio en los cardones la esperanza de su futuro. Cuando se trataba del arte, hablaba de sus proyectos de diez años venideros. Sí, diez años. Faltaban sólo diez años para concretarlos…
Sin embargo, aunque vivía una vida muy sana y tranquila, practicando bien de lo que es la abstinencia, su corazón se había debilitado bastante después de latir casi tres mil millones de veces en 90 años, y no tuvo la suficiente fuerza como para seguir repitiéndolo. Dicen que desde el instante del paro cardiaco hasta el momento de la muerte irreversible del cerebro se demora unos dos minutos, durante los cuales las células cerebrales cesan sucesivamente su funcionamiento por no recibir oxígeno. ¿Qué habría pensado durante esos dos minutos de tiempo? ¿Habría sufrido mucho? ¿Habría tenido lamentos por no poder concluir algunos trabajos? ¿Habría alguien a quién hubiera querido comunicarse, dirigiéndole sus últimas palabras? Los innumerables pensamientos habrían ascendido desde lo más profundo de su memoria y se habrían desvanecido etéreamente como frágiles pompas de jabón. Y entre esas últimas visiones seguramente apareció una figura; la de su Madre.
Según el Prof. Takashi, en estos recientes pasados años había soñado varias veces con su madre. Era siempre la misma figura; figura aquella que el joven artista vio quedarse sola en el helado muelle del Puerto de Yokohama a fin de aquel año 1932. Era más callada que él y le dirigió una sola palabra a su hijo que iba a partir hacia el ultramar: …“Esta bien, Takashi?”… Esa única palabra de la madre resurgió después de más de 60 años y, junto con la imagen, le hizo pensar al Prof. Takashi que debería visitar su tumba pronto, algún día… Fue ese su último deseo.
No tuvo esa oportunidad hasta el final. Por su recuerdo, pinto su rostro según como apareció en los sueños. El “kimono” en color marrón suave, el fondo en amarillo-ocre, pero no podía colorear la cara y quedo incompleto. La madre, con la cara en el espacio de la tela tristemente blanco, guardaba su silenciosa mirada sobre su hijo desde la pared de la cabecera de su cama hasta el último momento.
Quizás, el Prof. Takashi, al viajar por el camino celestial hacia el eterno paraíso, encontraría a su querida madre y, así, podría terminar su última obra de arte.
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Nota de Viltipoco10000:
El Profesor TAKASHI TAKAHASHI nació en Yokohama (Japón) el 05 de septiembre de 1908 y falleció en #Uquía (Quebrada de Humahuaca, #Jujuy, #Argentina), el 10 de enero de 1998. Su gran amigo HIRO IWAMOTO le ha dedicado varios escritos, de los cuales poseo dos, uno de ellos es el que reproduzco en esta oportunidad como parte de mi humilde homenaje al Profesor Takashi Takahashi en el vigésimo primer aniversario de su fallecimiento.
Este artículo se encuentra publicado en la Revista impresa Viltipoco10000 Opinión y Contrainformación Omaguaca, en la 5ta. edición correspondiente al año 2011, por el décimo tercer aniversario del paso a la inmortalidad del Prof. Takashi.
Hace mucho tiempo he perdido contacto con el entrañable amigo y Sensei Hiro Iwamoto, espero a través de la red poder encontrarlo…
Crédito:
Fotografía y vídeo: https://chucalezna.wordpress.com/2018/05/27/chucalezna-japon/
Vídeo con Música de Ricardo Vilca. 2009: "Takashi Takahashi", CD 'Promesas' - Los Amigos de Ricardo Vilca
Enlace al vídeo: Takashi Takahashi - Música: Ricardo Vilca
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