ECOLOGIA… VILTIPOCO10000: FEBRERO 09 DE
2013…
xUnión
Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA)
Rebelión
Al
gobierno federal:
Al
pueblo de México:
Hemos
analizado la experiencia de casi dos décadas de cultivos de maíz transgénico en
otros países y no hay ni una sola razón tecnológica, económica ni ética en
beneficio de la población mexicana y la mayoría de los productores del campo,
que justifique la autorización de la siembra comercial de maíz transgénico,
como pretenden las empresas Monsanto y Pioneer en al menos un millón de
hectáreas en los estados de Sinaloa y Tamaulipas, en el norte de México. En
cambio, los peligros para la salud humana, la biodiversidad, la cultura y la
soberanía del país son inmensos.
Las
corporaciones trasnacionales buscan desaforadamente incrementar sus ganancias
mediante el saqueo de los recursos naturales y aun a costa de la salud de las
personas, incurriendo no pocas veces en actos criminales y de corrupción,
particularmente las empresas dedicadas a la producción e industrialización de
alimentos.
Fue
inaudita la vileza con que la administración federal en manos de Felipe
Calderón pisoteó los intereses de los consumidores de la ciudad y del campo, de
los campesinos y pequeños productores, y puso en riesgo el patrimonio
agrogenético del país en complicidad con las empresas multinacionales que se
han venido adueñando de la producción agroalimentaria de México.
En
contra de la demanda de respetar el principio de precaución y a pesar de los
llamados a proteger la biodiversidad lanzados por científicos, académicos y
organizaciones sociales y civiles1, durante el sexenio que recién finalizó, el
ejecutivo federal —a través de SEMARNAT y SAGARPA— permitió las primeras
siembras de maíz transgénico a cielo abierto, sin importarle que México es
centro de origen de este grano básico de la alimentación del país y del mundo.
Sumadas las licencias para cultivo experimental de maíz transgénico (162) y las
de siembra piloto, ya van 177 permisos en campo abierto.
Durante
el año pasado, el gobierno federal entregó 15 autorizaciones a Monsanto y otras
empresas extranjeras para realizar siembras piloto —fase posterior a la
experimental y previa a la comercial— de maíz transgénico en territorio
nacional, con el grave riesgo de que los transgenes contaminen a las variedades
criollas y nativas de esta gramínea pues no hay barreras para el viento y los
insectos que intervienen en la polinización. Además, el maíz se mezclará en el
transporte y el almacenamiento y finalmente toda la cosecha estará contaminada.
El 7 de
septiembre la empresa Semillas y Agroproductos Monsanto presentó al Servicio
Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) las
solicitudes de cultivo comercial para las variedades de maíz transgénico
MON89034-3, MON88017-3 y MON-00603-6 para 700 mil hectáreas en 10 municipios de
Sinaloa.
En
Tamaulipas, el 20 de septiembre fueron admitidas las solicitudes de maíz
transgénico de la empresa Pioneer Hi-Bred International (Du Pont), para las variedades
DAS015507-2, DAS-01507-1 y MON00603-6 y MON00603-7 en 351 mil 284 hectáreas de
7 municipios.
Las
solicitudes se encuentran en análisis en el Senasica pero toda la información
técnica de las fases anteriores ha sido manejada como secreto corporativo, sin
cotejo independiente y manteniendo en reserva la ubicación de los predios de
experimentación. Monsanto presionó y cabildeó para obtener los permisos antes
del cambio de administración federal pero la presión social logró impedirlo. Si
el nuevo gobierno aprueba estas solicitudes, en poco tiempo ocurrirá en el
mundo la primera contaminación masiva del centro de origen de un importante
pilar de la alimentación planetaria, es decir, estaremos en presencia de un
crimen contra la humanidad.
Tal
hecho ominoso ocurriría cuando México se define por su condición de país
dependiente con 45 por ciento de importación de alimentos, sobre todo de
Estados Unidos; con su infraestructura agrícola devastada y el campo
descapitalizado, con más de la mitad de la población total en la pobreza y con
28 millones de hambrientos, todo ello producto de políticas agropecuarias de
libre mercado que benefician principalmente a una minoría de grandes
productores y a las empresas trasnacionales.
Otorgar
los permisos para la siembra comercial de maíz transgénico sería un atentado
contra el derecho constitucional a la alimentación, reduciría todavía más las
posibilidades de que la mayoría de la población pueda acceder a comida sana,
suficiente y de calidad, y sería el tiro de gracia a la soberanía alimentaria
de los mexicanos.
La
clave para incrementar la producción del campo, reducir la pobreza y acabar con
el hambre no está en los transgénicos. Se trata de una tecnología
extremadamente costosa, que no incrementa los rendimientos2, causa mayor
dependencia y no cuenta con ventajas para enfrentar el reto del cambio
climático y sus efectos de heladas y sequías. Además de que la crisis
agroalimentaria de México no es un problema tecnológico sino de modelo
económico, y el hambre no es producto de la escasez sino de falta de ingresos
para acceder a los alimentos.
En el
país hay más de 60 razas nativas y miles de variedades de maíz que lejos de
implicar riesgo alguno, portan importantes virtudes fruto de la selección y
adaptación por más de siete mil años inducidas por el trabajo de los pueblos
originarios. Existen incluso variedades con mayor rendimiento que las
manipuladas por Monsanto. La imposición de los engendros de la trasnacional
significaría el fin de esta riqueza y la pérdida de la tradición ancestral de
la milpa como sistema sustentable de producción y símbolo de la herencia
cultural mesoamericana.
El maíz
es el principal alimento del pueblo de México, de él proviene el 39 por ciento
de las proteínas y el 53 por ciento de las calorías necesarias para la vida. El
consumo de maíz por habitante se encuentra entre los más altos del mundo. Los
mexicanos consumimos de forma directa entre 115 y 150 kilogramos de maíz por
persona al año.
El maíz
que proviene de Sinaloa y Tamaulipas se distribuye entre las principales
ciudades para la producción de tortillas, ya sea a partir de masa o harina de
maíz. La Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte en su estudio
sobre los efectos del maíz transgénico en México3 recomendó al gobierno
mexicano realizar investigaciones específicas sobre los efectos en la salud que
podría tener un consumo tan alto y cotidiano de maíz transgénico. La población
mexicana tiene el derecho a no correr el riesgo. No queremos tortillas
transgénicas.
No se
debe desdeñar el riesgo para la salud humana reflejado en un estudio4 realizado
por la Universidad de Caen, Francia, donde investigadores demostraron que
mamíferos de laboratorio alimentados con las semillas de Monsanto desarrollaron
tumores de varios centímetros, en lo que constituye la prueba científica más
contundente de los peligros asociados a los alimentos manipulados
genéticamente. La variedad de maíz transgénico usada en este experimento fue
MON 603, de Monsanto, la que ahora solicitan sembrar de manera comercial en
México.
Por
todo ello, exigimos al gobierno mexicano la prohibición definitiva de todo tipo
de cultivo de maíz transgénico en México, y por lo tanto, una respuesta
negativa a las solicitudes de permisos para siembra comercial de maíz
transgénico, que se revoquen los permisos de siembra experimental y piloto de
maíz transgénico hasta ahora autorizadas y se declare a México país libre de
maíz transgénico. Los intereses de Monsanto y demás trasnacionales no son los
intereses de la nación.
Rechazamos
que el estado sacrifique a la población consumidora y a los campesinos y
pequeños productores para apoyar a las empresas transnacionales productoras de
semillas transgénicas y agrotóxicos. Somos los campesinos y no las
transnacionales quienes alimentamos a la población.
Demandamos
también la cancelación de los permisos de siembra comercial de soya transgénica
que atentan contra la agricultura campesina y los apicultores.
Nuestra
lucha va encaminada a lograr finalmente la derogación de la Ley de Semillas y
de la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados que abrieron
la puerta a la invasión transgénica.
Llamamos
a organizaciones, activistas, personajes de la cultura y la vida pública, así
como a toda persona preocupada a sumarse a las demandas planteadas, porque sólo
con la participación de la sociedad organizada podrá detenerse este atropello.
¡NO AL MAÍZ
TRANSGÉNICO EN MÉXICO; FUERA MONSANTO!
Notas
1.
Llamado a la acción contra la siembra de maíz transgénico.
2. Failure to yield. http://www.ucsusa.org/food_and_agriculture/our-failing-food-system/genetic-engineering/failure-to-yield.html
3. Maíz
y biodiversidad: efectos del maíz transgénico en México, 2004. www.cec.org/Storage/56/4839_Maize-and-Biodiversity_es.pdf
4.
Causa cáncer en ratas maíz transgénico de Monsanto. http://www.jornada.unam.mx/2012/09/20/ciencias/a02n1cie
Rebelión
ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia
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