Opinión: Los
disfraces de la Injerencia Norteamericana
OPINIÓN…
VILTIPOCO10000: JUNIO 27 DE 2012…
xJavier Couso
hablandorepublica.blogspot.com.es
En los tiempos de la
neolengua, en los que se da el premio Nobel de la Paz a quien mantiene tres
guerras abiertas y más de ochocientas bases militares en todo el mundo, o en el
que se llama intervención a la pérdida de soberanía que antes solo se podía
lograr por la fuerza de una invasión armada, no extraña nada la ingeniería del
disfraz para guerras o golpes de estado.
Tras los fracasos
comunicativos de la invasión de Irak, se volvió a la retórica humanitaria que
tantos buenos resultados había dado tras la guerra del Golfo (Kuwait-Irak). El
militarismo de los neocoms frente a la piel de oveja del uso espurio de los
Derechos Humanos. Y está claro que vende mejor el puño de hierro con guante de
terciopelo.
Lo que se busca en
cualquiera de los casos es romper la soberanía y hurgar en la cerradura de la
no injerencia con la ganzúa de la supuesta filantropía. La coartada de los
intereses humanos por encima del principio de No Intervención consagrado en la
Carta de las Naciones Unidas (Art.2 P.4).
En cuanto a la
guerra, el melón se abrió con el «Derecho de Injerencia» formalizado por la
resolución 43/131 de la Asamblea General de la ONU, impulsada por Bernard
Kouchner y Mario Bettani, que constituyó una suerte de excusa legal
internacional sobre la que se impulsó una nueva intervención-tipo basada en un
supuesto altruismo.
El punto de partida
fue la Resolución 688 del Consejo de Seguridad de la ONU del año 1991 que
supuso la imposición de una zona de seguridad y varias zonas de exclusión aérea
en Irak, que permitían bombardeos y acciones de castigo. Parecida argumentación
a la usada para los bombardeos de la Operación «Deliberate Force» en Bosnia
Herzegovina (1995) autorizados por las resoluciones 770, 816, 836 y 958 del
Consejo de Seguridad de la ONU y que dio paso a la acción unilateral de la OTAN
contra Yugoslavia en 1999.
Como señalaron
algunos de los apologetas de la injerencia humanitaria, la zona de exclusión en
Irak se convirtió en un precedente y la campaña de la OTAN contra Yugoslavia,
en la plasmación de que el genio había salido de la lámpara como un proceso irreversible
y un modelo a implementar en futuras operaciones.
En el marco de la
intervención, sea militar o de subversión para cambio de gobiernos, hemos
asistido a una pauta que utiliza como manual lo emocional. El uso de los
Derechos Humanos como arma arrojadiza contra gobiernos enemigos y su ocultación
o invisibilidad con los amigos, “nuestros hijos de puta”.
Es indiferente el
marco en que se utilice, el objetivo es apelar a los sentimientos positivos
inherentes a la población y demonizar al enemigo. La monstruosidad del
satanizado permite convertir la soberanía en algo condicional, saltarse el
principio de la no intervención y actuar de manera agresiva para lograr los
cambios deseados.
La forma de hacerlo
es siempre la misma y requiere de unos actores bien definidos:
-Algunas oenegés,
como forma de intervención en zonas donde los gobiernos no tienen permiso.
-Personalidades,
expertos o grupos de presión, para modelar la opinión pública e ir
implementando una agenda de pensamiento (Soros, Abramowitz, Neier, Henry
Levy,...).
-La Red (webs y
blogueros cooptados), que actúan como actores desde dentro, para proveer de
supuesta información y legitimidad sobre el terreno.
-Grandes medios, como
amplificador del mensaje elaborado por los citados con el fin de crear un relato que, por repetición, se
convierta en el único discurso de “realidad”.
Da igual que miremos
a Siria o Paraguay, a Venezuela o Cuba, los métodos son similares y el objetivo
es el mismo. Crear figurantes internos, amplificar lo malo, crear discurso
justificativo, apelar al pensamiento emocional superficial y, finalmente, actuar.
De la resistencia
interna y del consenso de lo que llaman “opinión pública”, dependerá el modelo
de actuación: Golpes camuflados de legalidad, desestabilización por terrorismo,
financiación de la subversión interna, campañas aéreas de bombardeo, embargos o
el empleo de todo el poder militar como último paso.
Todas, son distintas
combinaciones destinadas a imponer la globalización neofeudal sobre países
debilitados con soberanías condicionadas en un imperio global dirigido por las
transnacionales y la gran banca.
Waldo Darío Gutiérrez
Burgos
Descendiente del
Pueblo Uquía – Omaguaca
Director de ‘CER-OMAGUACA’, ‘OBNU’ y ‘ARGOS
IS-INTERNACIONAL’
…"La educación y la instrucción no consisten en rellenar la
mente de ideas ajenas, sino en estimularla para que produzca sus propias ideas"…
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