MI: Ellos y Nosotros. III.- LOS CAPATACES.
MOVIMIENTO INDÍGENA… VILTIPOCO10000:
FEBRERO 19 DE 2013…
ELLOS Y NOSOTROS.
III.- Los Capataces.
En
algún lugar de México…
El
señor golpea la mesa, furioso.
- ¡Aniquílenlos!
– Señor, con todo respeto, llevamos más de
500 años intentándolo. Los sucesivos imperios encumbrados lo han intentado con
todo el poderío militar de la época -.
– ¿Y por qué siguen ahí?
– Err… todavía lo estamos tratando de
entender – el lacayo mira con reproche al que tiene uniforme militar.
El
aludido se levanta y, en posición de firmes, extiende su brazo derecho al
frente, con la mano extendida, y grita con entusiasmo:
– ¡Heil…! perdón, quise decir, lo saludo,
señor – Luego de dirigir una mirada amenazadora que calla las risitas de los
demás comensales, continúa:
- El problema, señor, es que esos herejes no
nos enfrentan donde somos fuertes, nos dan la vuelta, nos atacan en nuestras
debilidades. Si todo fuera cuestión de plomo y fuego, bueno, pues hace tiempo
que esas tierras, con sus bosques, agua, minerales, gente, hubieran sido
conquistadas y así usted hubiera podido ofrecerlas en tributo al gran Mandón,
señor. Esos cobardes, en lugar de enfrentarse a nosotros sólo con sus heroicos
pechos desnudos, o con arcos, flechas y lanzas, y quedar como héroes
(derrotados sí, pero como héroes), se preparan, se organizan, se ponen de
acuerdo, nos dan la vuelta, se esconden cuando se quitan la máscara. Pero no
estaríamos en esta situación si me hubieran hecho caso cuando empezó todo -, y
mira con reprobación al comensal en cuyo letrero en la mesa se lee
“chupa-cabras versión 8.8.1.3″.
El
comensal aludido, sonríe mientras dice:
– General, con todo respeto, no teníamos una
bomba atómica. Y aunque pudimos haber conseguido una de nuestros aliados (el
comensal que tiene el letrero de embajador agradece la mención), habríamos
conseguido aniquilar a todos los aborígenes, pero también habríamos destruido
los bosques y el agua, además de que los trabajos de exploración y explotación
de minerales serían imposibles por, digamos, varios siglos -.
Otro de
los lacayos interviene:
– Les ofrecimos que a su muerte habría
canciones y poemas alabando su sacrificio, corridos, películas, mesas redondas,
ensayos, libros, obras de teatro, estatuas, su nombre en letras doradas. Les
dijimos que si se empeñaban en resistir y seguir vivos, íbamos a sembrar
rumores y dudas sobre por qué no han desaparecido, por qué no han muerto, y que
diríamos que eran creación nuestra, que íbamos a llevar adelante una campaña de
desprestigio tal que incluso contaría con el apoyo de algunos intelectuales,
artistas y periodistas progresistas – Los comensales aludidos hacen un gesto de
aprobación, aunque más de uno lo hace de desagrado por tantos “istas“.
El
señor interrumpe impaciente:
– ¿Y?
– Nos contestaron con una señal así – (el
lacayo enseña la mano empuñada pero con el dedo medio levantado).
Los
comensales se revuelven indignados y claman:
– ¡Proles! ¡Nacos! ¡Groseros! ¡Plebeyos!
¡Barrio! -
El
lacayo sigue con la señal de la mano, mirando de frente al señor. Éste lo
increpa:
– ¡Ya entendí!, ya puede bajar la mano.
El
lacayo baja la mano lentamente, mientras hace un guiño a los demás comensales.
Después continúa:
– El problema, señor, es que estas personas
no rinden culto a la muerte, sino a la vida. Hemos intentado eliminar a sus
líderes visibles, comprarlos, seducirlos.
– ¿Y entonces?
– Además de que no lo hemos conseguido, nos
hemos dado cuenta de que el problema mayor son los líderes invisibles.
– Ok, encuéntrenlos.
– Ya los encontramos, señor.
– ¿Y? -
– Son tod@s, señor.
- ¿Cómo que tod@s?
– Sí, todas, todos. Ése fue uno de los
mensajes de lo que hicieron el día del fin del mundo. Logramos que no se manejara
eso en los medios de comunicación, pero creo que aquí podemos decirlo sin temor
a que alguien más se dé cuenta. Usaron un código para que nosotros
entendiéramos: el que está arriba del templete es el jefe.
- ¡¿Qué?! ¿40 mil jefes y jefas?
– Err… señor, disculpe, ésos son los que
vimos, habría que agregar muchos más que no vimos.
– Cómprenlos entonces. Imagino que tenemos
dinero suficiente - agrega dirigiéndose al comensal con el letrero de “cajero
no automático”.
El
llamado “cajero”, empieza a balbucear:
- Bueno, señor, tendríamos que vender algo
del Estado y ya casi no queda nada.
El
lacayo interrumpe:
– Señor, lo hemos intentado.
– ¿Y?
– No tienen precio.
– Entonces convénzanlos.
- No entienden lo que les decimos. Y a decir
verdad, nosotros tampoco entendemos lo que dicen ellos. Hablan de dignidad, de
libertad, de justicia, de democracia…
– Bueno, entonces hagamos como que no
existen. Así morirán por hambre, enfermedades curables, con un buen cerco
informativo, nadie se percatará hasta que sea demasiado tarde. Eso, matémosles
de olvido.
El
comensal que se asemeja sorprendentemente a un chupa-cabras hace un signo de
aprobación. El señor agradece el gesto.
– Ya, señor, pero hay un problema.
– ¿Cuál?
– Aunque los ignoremos, se empecinan en
seguir existiendo. Sin nuestras limosnas, perdón, quise decir sin nuestra
ayuda, construyeron escuelas, hicieron producir la tierra, levantaron clínicas
y hospitales, mejoraron sus viviendas y su alimentación, bajaron los índices de
delincuencia, acabaron con el alcoholismo. Y, además de que prohibieron la
producción, distribución y consumo de narcóticos, elevaron su esperanza de vida
y casi la igualaron con la de las grandes ciudades.
- Ah, o sea que sigue siendo mayor en las
ciudades – el señor sonríe contento.
– No señor, cuando dije “casi” es que la de
ellos es superior. La esperanza de vida en las ciudades se redujo gracias a la
estrategia de su antecesor, señor.
Todos voltean a ver con burla y reprobación
al personaje de corbata azul.
– ¿Quieres decir que esos rebeldes viven
mejor que los que se venden a nosotros?
– Completamente, señor. Pero de eso no hay
que preocuparse, hemos montado una campaña mediática ad hoc para tapar eso.
– ¿Y?
- El problema es que ni ellos ni los nuestros
ven televisión, ni leen nuestra prensa, no tienen tuiter, ni feisbuc, ni
siquiera señal de celular. Ellos saben que están mejor y los nuestros saben que
están peor.
Se
levanta la comensal con el letrero de “izquierda moderna”:
– Señor, si me permite. Con el nuevo programa
de Solid… perdón, quise decir con la Cruzada Nacional…
El
lacayo la interrumpe impaciente:
– Ya Chayo, no empieces con discursos para
los medios. Todos nosotros concordamos en que el enemigo principal son esos
malditos indios y no el otro innombrable. A ése lo tenemos bien infiltrado y
acotado con personeros del señor aquí presente.
El del
letrero “chupa cabras“ asiente con satisfacción y recibe agradecido las
palmaditas que le dan los comensales cercanos.
El
lacayo continúa:
– Pero tú y yo, y todos los que estamos aquí,
sabemos que todo eso de los programas sociales es una mentira, que no importa
cuánto dinero se invierta, al final del embudo no queda nada. Porque cada quien
se lleva su tajada. Después del señor, con todo respeto, tú agarras una buena
parte, todos los aquí presentes también, luego los señores gobernadores, los
mandos de las zonas militares y navales, las legislaturas locales, los
presidentes municipales, los comisionados, los líderes, los encargados, los
cajeros, total, que para abajo ya queda muy poco, o nada .
El
señor interviene:
- Pues hay que hacer algo ya, porque si no el
Mandón va a buscar a otros capataces y ustedes saben bien, damas y caballeros,
lo que eso significa: el desempleo, el escarnio, tal vez la cárcel o el exilio.
El
personaje rotulado “chupa cabras“ se estremece y hace un gesto afirmativo.
– Y es urgente, porque si esos indios
pata-rajada… (la hija del señor hace una señal de asco, la señora se siente
súbitamente indispuesta y adquiere un color verde que olvídate de Linterna
ídem). La señora se retira argumentando algo de un embarazo.
El señor
sigue:
– Si esos pinches indios se unen entre sí,
estaremos en muy graves problemas porque…
– Ejem, ejem, señor - interrumpe el lacayo.
- ¿Si? -
– Me temo que hay un problema más grande, es
decir, peor, señor -.
– ¿Más grande? ¿Peor? ¿Qué puede ser peor que
toda la indiada insurrecta? -
- Bueno, pues que se pongan de acuerdo con
l@s otr@s, señor -.
– ¿L@s Otr@s? ¿Quiénes son? -
- Mmh… deje veo… bueno, pues campesinos,
obreros, desempleados, jóvenes, estudiantes, maestros, empleados, mujeres, hombres,
ancianos, profesionistas, maricones y machorras, punketos, rastafaris,
skateros, raperos, hip-hoperos, rockeros, metaleros, choferes, colonos, ong´s,
ambulantes, bandas, razas, nacos, plebes…-
- ¡Basta!, ya entendí… creo.
Los
lacayos se miran entre sí con una sonrisa cómplice.
– ¿Dónde están los líderes que hemos
comprado? ¿Dónde los que hemos convencido de que la solución de todo es
volverse como nosotros?
- Cada vez les creen menos, señor. Cada vez
controlan menos a su gente.
– ¡Busquen a quién comprar! ¡Ofrézcanles
dinero, viajes, programas de televisión, registros, diputaciones, senadurías,
gobiernos! ¡Pero sobre todo dinero, mucho dinero!
- Lo estamos haciendo, señor, pero… – el
lacayo duda.
- ¿Y? – lo apremia el señor.
– Cada vez encontramos más… -
- ¡Magnífico! ¿Se necesita más dinero
entonces?
– Señor, quiero decir que cada vez
encontramos más que no se venden.
- ¿El terror entonces?
– Señor, cada vez son más los que no nos
tienen miedo, o que si lo tienen, lo controlan.
– ¿El engaño?
– Señor, cada vez son más los que piensan por
sí mismos.
– ¡Hay que acabarlos a todos entonces!
- Señor, si desaparecemos a todos, también
desaparecemos nosotros. ¿Quién sembrará la tierra, quién hará andar las
máquinas, quién trabajará en los grandes medios, quién nos atenderá, quién
peleara nuestras guerras, quién nos alabará?
– Entonces hay que convencerlos de que
nosotros somos tan necesarios como ellos.
– Señor, además de que cada vez más gente se
está dando cuenta de que no somos necesarios, parece que el Mandón está dudando
de nuestra utilidad, y por “nuestra” me refiero a todos nosotros.
Los
invitados a la mesa del señor se revuelven incómodos en sus asientos.
- ¿Y entonces?
– Señor, mientras encontramos otra solución,
porque la del “Pacto” no sirvió para nada, y viendo que hay que evitar la
vergüenza de refugiarlo de nuevo en un cuarto de baño, hemos adquirido algo más
conveniente: ¡un “cuarto de pánico”!
Los
comensales se ponen de pie para aplaudir. Todos se arremolinan alrededor de la
máquina. El señor entra y se pone frente a los controles.
El
lacayo, nervioso, advierte:
– Señor, sólo tenga cuidado de no oprimir el
botón de “eyección”.
– ¿Éste?
– ¡Nooooooooooooooo!
Las
maquillistas y titiriteros corren a dar los primeros auxilios.
El
lacayo se dirige hacia uno de los camarógrafos que ha filmado todo:
- Tienes que borrar esa parte… Y dile al
Mandón que vaya preparando un muñeco de repuesto. A éste hay que estarlo “reseteando”
a cada rato.
Los
comensales se arreglan la corbata, la falda, se peinan, tosen, buscando llamar
la atención. Los clicks de las cámaras y la luz de los flashes opacan todo…
(continuará…)
Desde
cualquier rincón en cualquier mundo.
SupMarcos.
Planeta
Tierra.
Enero
del 2013.
Datos
tomados del Informe #69 del Servicio de Inteligencia Autónoma (SIA, por sus
siglas en español) sobre lo escuchado y visto en una reunión
ultra-archi-recontra-hiper secreta, realizada en México, D.F. traspatio de EU,
latitud 19° 24´ N, longitud 99° 9´ W. Fecha: hace unas horas. Clasificación:
sólo para sus ojos. Recomendación: no hacer pública esta información porque nos
van a balconear. Nota: manden más pozol porque el Elías ya se lo acabó al grito
de “¡atásquense que hay lodo!”, y está bailando ska con la rola de Tijuana No,
“Transgresores de la Ley”, en la versión de Nana Pancha. Sí, está chida la
rola, pero está cabreras entrarle al slam porque el Elías trae botas mineras de
punta de acero.
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Escucha
y ve el video que acompaña este texto:
“Luna
Negra”. Versos de Arcadio Hidalgo. Música e interpretación de Los Cojolites.
Ora sí que el otro son jarocho. ¡A zapatearle en el fandango raza!“
En esta tierra que me vio nacer”, con MC LOKOTER. Saludos al Otro Zumpango. Producción y Fotografía: Joana López. Dirección y edición: Ricardo Santillán. Producción: BLASJOY DESIGNER. Año 2012.
En esta tierra que me vio nacer”, con MC LOKOTER. Saludos al Otro Zumpango. Producción y Fotografía: Joana López. Dirección y edición: Ricardo Santillán. Producción: BLASJOY DESIGNER. Año 2012.
Nota:
Un “MC” viene siendo algo así como un diyi de los sentimientos nobles y la palabra
chida, pero en rima hip hopera. ¡A Rapeeeeeeeeeeeeeeeear!
“Transgresores
de la ley” de Tijuana No, en la versión del grupo musical Nana Pancha, de su
disco “Flores para los muertos”. Cada vez que los “Tijuana No” tocaban esta
rola, la dedicaban al ezetaelene, manque no estuvieran de moda los zapatones.
Saludos y una gran abrazo a quienes nunca nos olvidaron.
¡Skaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Al brincolín banda!
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Fuente:
Waldo Darío Gutiérrez Burgos
Descendiente del Pueblo de Uquía - Nación
Omaguaca
…"Yo soy como soy y tú eres como eres, construyamos un mundo donde
yo pueda ser sin dejar de ser yo, donde tú puedas ser sin dejar de ser tú, y
donde ni yo ni tú obliguemos al otro a ser como yo o como tú"…
Tel.:
(54) 388 4 800 934