INDÍGENA… VILTIPOCO10000: JUNIO 21 DE
2013…
xPável
H. Valer Bellota*
pavelvaler.blogspot.com
El
descubrimiento del indígena fue el mayor logro de las ciencias sociales
peruanas del siglo XX. Este hallazgo fue una ruptura con la ideología
conservadora de los todopoderosos doctores, adueñados de las instituciones
hegemónicas de producción de conocimiento, que construían la realidad con un
imaginario monocolor: una sociedad de una sola cultura, la criolla-hispana.
La
ruptura ideológica con el imaginario social hegemónico tiene en José María
Arguedas, el sobresaliente intelectual quechua, un exponente antropológico y
literario de la necesidad -el compromiso- de orientar el enfoque, la
inspiración y la proyección de las ciencias sociales hacia los temas
específicos de la multiculturalidad -y el indio- recién descubiertos:
“Nuestro plan es oponer la producción nuestra
a las del otro bando. ¿Cuál es la literatura verdaderamente representativa del
Perú? ¿Cuál es la que vale? Demostraremos que la nuestra; frente a esa
producción endeble, mediocrísima y artificiosa de ellos; mostraremos la
nuestra; plena de vida, llena de juventud y de un valor artístico y humano
indiscutible. Ese es nuestro plan”. (2)
En la
investigación jurídica, sin embargo, la valoración del enfoque verdaderamente
“nuestro”, la apreciación del estudio de la realidad social peruana heterogénea
culturalmente, compuesta por varias naciones y grupos étnicos, es nueva y se
podría decir casi ausente. Esta ausencia de la multiculturalidad en la
investigación jurídica está emparentada con la idea de que es normal
desconocer, negar, la existencia de todo un pueblo fundado históricamente, y
ningunear su cultura.
Antitéticamente
a dicho desconocimiento, para José María Arguedas, el papel de los
intelectuales en la formación de un nuevo saber, de una nueva conciencia
nacional reintegrada con el hecho indígena, es fundamental. Su obra está
orientada a exigir a los doctores que sean fieles al pueblo:
“que beban en el pozo de sus tradiciones
míticas, comunitarias y no competitivas, asimilando las grandes ideas y
técnicas de la cultura occidental; sólo así serán creativos y no sólo sus
imitadores”. (3)
Este
llamado inaplazable a la autenticidad debería implicar un cambio que amplíe el
método y el campo del Derecho Público. Ahora éste necesita describir y explicar
–desde un punto de vista sociológico, cultural, y tomando en cuenta los aportes
de la ciencia política– las causas y las consecuencias del Derecho
Constitucional. Es imperioso dar respuesta a la pregunta general de ¿Cómo ha sido y es hoy el Derecho
Constitucional respecto a la diferencia cultural/nacional de los ciudadanos?; y
específicamente es esencial contestar a interrogantes como ¿Cuáles han sido las
bases culturales e ideológicas que han fundamentado su elaboración y
desarrollo? ¿A favor de qué grupo cultural se ha construido el Derecho Político
en los países de nuestra América?
Esas
preguntas son novedosas en las investigaciones sobre el Derecho Constitucional.
Son cuestiones que parecen provenir más de la antropología que de una
inspiración jurídica, que por lo general se ha centrado única y casi
exclusivamente en el estudio de la norma positiva (la ley escrita). Y aun
dentro de la antropología estas preguntas son nuevas, ya que el estudio desde
esta ciencia del fenómeno jurídico y político –específicamente de la
investigación del Derecho y su relación con los órdenes de la cultura– es una
tarea aún pendiente. Las ausencias de dichos temas en el Derecho y en las
ciencias sociales representan un motivo de vergüenza intelectual en vista a
nuestra enorme multiculturalidad.
Es que
el hecho multicultural, en países postcoloniales como el Perú, ha sido
tradicionalmente negado, escondido, invisibilizado, olvidado. Fue convertido
por los grupos sociales hegemónicos en muestra de ‘atraso’, de vergüenza
atávica, en fuente de una ‘utopía arcaica’ que había que desaparecer si se
quería alcanzar el añorado ‘desarrollo’ social y cultural. Ese ha sido el
discurso retrógrado del poder, la fuente de su legitimidad, la herramienta
justificativa de su Derecho.
Muchas
han sido las voces que se han levantado contra esa legitimidad negadora del
otro. Éstas han provenido mayormente de la antropología, de la historia, de la
sociología; pero de manera aún tímida recientemente empiezan a asomarse a los
estudios del Derecho. Las voces críticas han sido fundadas por disciplinas
diferentes a los estudios del campo jurídico.
En un
conocido discurso, al recibir uno de los galardones con los que fue premiado a
lo largo de su vida por su obra antropológica y literaria, José María Arguedas,
dijo “(…) yo no soy un aculturado; yo soy
un peruano que orgullosamente, como un demonio feliz habla en cristiano y en
indio, en español y en quechua (…)”.
La
reivindicación emancipadora de la multiculturalidad propuesta por Arguedas,
prototipo del nuevo indio ilustrado del
siglo XX, inspira desde la segunda mitad de ese siglo, las investigaciones
centradas en el indio y desde el punto de vista del indio. Es evidente que el
descubrimiento de la realidad multicultural –la existencia del ciudadano
indígena– reclama hoy desesperadamente a los investigadores del Derecho hacer
nuevos hallazgos relacionados con el reconocimiento de dicha diversidad
cultural.
Pero no
es tarea fácil para el (la) investigador(a) del campo jurídico, muchas
dificultades conspiran contra ésta empresa. Tal vez la dificultad más ardua de
superar es la concepción imperante en la academia respecto a la delimitación
arbitraria de la “materia del Derecho”, es decir lo que se supone deben de ser
los estudios del Derecho. Lo que se enseña en las facultades peruanas (y de la
mayor parte del mundo) sobre el campo jurídico es sólo una pequeña parte de él,
su porción positiva y dogmática, dejando de lado y/o restando importancia a la
enseñanza y a la indagación íntegra del fenómeno jurídico, desdeñando la
investigación empírica y los métodos que puedan dar cuenta de las condiciones
sociales completas del Derecho.
No
hemos aprendido los juristas aun a fijarnos en la realidad existente más allá
de la ley escrita, a situarnos, al menos momentáneamente, fuera del sistema
dogmático jurídico para apreciar el fenómeno social llamado Derecho en su
integridad. Esta visión del Derecho con un solo ojo ha originado que casi todos
los estudios sobre la ley desechen de
sus enfoques una mirada a la realidad social, excluyan considerar que el
Derecho más allá de ser precepto es también un fenómeno social, es el producto
político de una negociación (o imposición) que busca la construcción y
legitimación de una hegemonía determinada. (4) De allí al desconocimiento de la
multiculturalidad no hay más que un paso.
Por
ello, es importante ponderar el sentido empírico del Derecho, hacer un análisis
de las causas y los efectos fácticos concretos de la existencia de un único
orden jurídico-político en medio de una sociedad multicultural caracterizada
por la pluralidad de identidades étnico-nacionales, investigar sus
condicionantes (históricos, económicos, políticos, ideológicos), y también sus
efectos sobre esos condicionantes.
Se debe
tener claro que el Derecho es un mecanismo de hegemonía y un instrumento de
control social, que se ha construido y ejercido históricamente en el Perú al
margen de un gran segmento de ciudadanos a quienes se les ha negado su
participación en la constitución de la sociedad política, debido a su identidad
étnico-nacional.
Con
estas consideraciones, el Derecho puede ser -y debe transformarse- en un
mecanismo y un instrumento de liberación, de emancipación social, de
construcción de la hegemonía pública democrática. Para esta tarea es necesario
transformarlo en un Derecho humilde, un Derecho construido desde abajo y para
los de abajo, un Derecho que reconozca al otro culturalmente diferente en un
marco de producción democrática de la norma jurídica que integre el pluralismo
emancipatorio. (5)
El
Derecho, y las ciencias sociales en general, deben dotarse de una nueva y más
actual agenda de investigación a tono con el reconocimiento de la diversidad
cultural. Dicha agenda nueva se hace aún mucho más necesaria si se toman en
cuenta los procesos sociales y políticos –culturales– que se están
desarrollando en la historia contemporánea. El nuevo indio renace en América Latina.
Notas:
(1)
“Yachaq. adj. y s. Persona que sabe; sabedor, conocedor, instruido; educado,
ilustrado, amaestrado, adiestrado.” ACADEMIA MAYOR DE LA LENGUA QUECHUA [Qheswa
Simi Hamut'ana Kurak Suntur] Diccionario Quechua – Español, 2da Edic. Gobierno Regional
del Cusco, Perú, 2005.
(2)
CFR: QUINTANILLA PONCE, Alfredo; “El waqcha Arguedas y los doctores”; en
Cyberayllu, revista de difusión de temas de cultura y humanidades; Nov. 2000.
(3)
Ibid.
(4)
Para una idea general del Derecho como instrumento de hegemonía puede
consultarse, entre otros, el trabajo de NOGUERA FERNÁNDEZ, Albert; “Durkheim y
Weber: surgimiento de la sociología jurídica y teorización del Derecho como
instrumento de control social”, Investigaciones Sociales, Año X, N° 17, UNMSM
Lima, 2006, Págs. 395-411.
(5)
Estas ideas, son tomadas prestadas de las propuestas de Antonio Carlos Wolkmer.
Una síntesis de su propuesta de pluralismo emancipatorio, tributaria de la
teoría sociológica jurídica de Erlich, puede encontrarse en el trabajo de SÁNCHEZ
RUBIO, David; “Pluralismo jurídico y emancipación social”, en Belloso Martín,
Nuria y DE JULIOS-CAMPUZANO, ¿Hacia un paradigma cosmopolita del derecho?:
pluralismo jurídico, ciudadanía y resolución de conflictos,Oñati IISJ,
Dykinson, 2008. Págs. 111-129.
—
*Pável H. Valer Bellota es investigador en
temas de Multiculturalidad, Estado y Derecho. Abogado graduado en la
Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco (Perú) es Doctor en Derecho
por la Universidad del País Vasco (Dpto. de Dcho. Administrativo,
Constitucional y Filosofía Jurídica). Ha obtenido la Maestría en Ayuda
Internacional Humanitaria en el Instituto de Derechos Humanos Pedro Arrupe de
la Universidad de Deusto, y el Master of Arts in Sociology of Law en el
Instituto Internacional de Sociología Jurídica de Oñati. Sitio web: http://pavelvaler.blogspot.com
Waldo Darío Gutiérrez Burgos
Descendiente del Pueblo de Uquía - Nación
Omaguaca
Director de Viltipoco10000
MIEMBRO DEL 'GAPO' Y DE
‘ARGOSIS-INTERNACIONAL’
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