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Indígena: Tratados con pueblos o constituciones de Estado: Dilema para América.



Indígena: Tratados con pueblos o constituciones de Estado: Dilema para América.

INDÍGENA… VILTIPOCO10000: MAYO 21 DE 2013…

xClavero.derechosindigenas.org
Publicado el 11 Septiembre, 2001


Los derechos de pueblos indígenas, de pueblos que no forman estados y que son anteriores a ellos en el propio territorio manteniendo cultura propia, pueden reconocerse y actualmente se reconocen por medio de formas distintas, mediante, por ejemplo, sentencias, leyes, estatutos, constituciones o tratados. No digo que el medio sea el mensaje o que la forma determine el contenido, mas pienso que esto, lo mediático y formal, no es indiferente o que incluso cuestiones bien de fondo pueden implicarse en ello. Ya por la clase de instrumento que se utilice, sea judicial, sea legislativo, sea estatutario, sea constitucional, sea de tratado, cabe que se determine la misma posición que se le adjudica a la parte indígena. Mediante uno u otro tipo de norma, sólo con ello, puede determinarse el alcance efectivo del derecho que procede a reconocérsele. No voy a ocuparme de todas las especies documentales que pueden mediar formalmente en el registro y admisión de derechos indígenas, sino tan sólo del par más significado, la forma de tratado y la forma de constitución. Me sitúo en América.

Tratados antes que Constituciones

Históricamente precede el tratado. Antes de que aparezca la constitución como forma normativa en el sentido básico que hoy le conferimos, lo que sólo ocurre hacia las postrimerías del siglo XVIII con la independencia de los Estados Unidos y sus secuelas por América, antes de esto ya se lleva un tiempo practicando a una doble banda, tanto por las potencias europeas entre sí como entre ellas por separado y pueblos indígenas, tratados que interesan a derechos de éstos. Unos y otros instrumentos pueden entonces llamarse formalmente tratados, pero entre uno y otro supuesto, entre estados europeos o entre estado europeo y pueblo indígena, se presenta una importante diferencia a menudo solapada o implícita, no puesta de manifiesto ante una de las partes contrayentes.

Por aquellos siglos, por el XVII y el XVIII sobre todo, entre potencias europeas acuerdo y trato se entienden usualmente negociados y contraídos por iguales. Entre parte europea y parte indígena, se presume en cambio por la primera una posición de superioridad en virtud de la cual sobrentiende la misma una reserva de facultades que van de la interpretación a la cancelación unilaterales. No se necesita consignar esto expresamente en el tratado pues no se considera sujeto a negociación ni acuerdo. Se tiene de parte europea por un dato natural de distancia entre culturas debiendo la propia, y no sólo pudiendo, hacerse cargo de la responsabilidad directiva o, como se concebía a sí misma, civilizatoria y colonizadora. Como deber, y no sólo como derecho, que así se presumía, dicha reserva y el eventual ejercicio de facultades retenidas permeaba el entendimiento e inspiraba la práctica de dichos tratados entre potencias coloniales y pueblos colonizados. Para el lenguaje de esta parte, la de matriz europea, ello se expresaba con la categoría de soberanía, el poder que así se presumía, retenía y ejercía.

Sin embargo, de mediar tratado, había bilateralidad, algo sumamente importante incluso frente a dicha presunción de cultura. No sólo existía la inteligencia de una parte, de la que se pensaba superior, sino también de la otra, la que creía lógicamente en pie formal de igualdad (Williams, 1997). Podía ésta justamente entender que prácticas como la del reconocimiento mutuo mediante el intercambio de obsequios expresaba esa relación formalmente igualitaria por delante y por encima de cualquier estipulación registrada en escritura y, desde luego, de cualquier presunción de parte. El tratado no dejaba de ser un instrumento bilateral en pie de igualdad porque se sesgase y desvirtuara por el entendimiento e interpretación de una de las partes. Su propia existencia, la del tratado, testimoniaba el mutuo reconocimiento de derechos respectivos, no sólo el de derechos indígenas por potencias europeas, sino también de derechos europeos por pueblos indígenas en América, lo cual era por supuesto lo primario. Porque la parte europea, la advenediza, se pensase legitimada por el imperativo religioso de su deber civilizatorio, no tenía legitimación ante la humanidad indígena. No la recibía desde luego sino por su consentimiento, el indígena.

Si recuperamos el entendimiento justamente bilateral, no etnosesgado, de unos tratados, resulta entonces haberlos incluso en casos en que una parte, la europea, no les prestaría luego de grado, reconocimiento alguno. Los aprovechó como credencial de entrada para negar más tarde su existencia. Me refiero a prácticas como la dicha de intercambio de obsequios o como la de mutuo emparentamiento efectivo o también ficticio, sin necesidad de acompañamiento de escrituras. Constituían verdaderos tratados, si se quiere implícitos, por el reconocimiento que realmente implicaban. Lo hacían del mismo modo que unos documentos o incluso en mayor medida para una de las partes, para la principal que era entonces la indígena, de cuyo consentimiento dependía la legitimidad de la otra presencia, la europea. Los tratados fueron entonces una práctica tan generalizada como también defraudada de forma sistemática por el entendimiento parcial y sesgado de la parte procedente de Europa. Por sí mismos representaban un reconocimiento mutuo de derechos en pie formal de igualdad.

Entre los dos principales colonialismos europeos en América, el hispano y el británico, los tratados explícitos para ellos por constar en escritura, como pieza de hecho usualmente complementaria de los protocolos de intercambio material y familiar, fueron práctica más característica del segundo que del primero, pero éste, el hispano, que usó y abusó de los tratados implícitos desde un inicio, también recurrió bastante al registro documental sobre todo en el siglo XVIII (Levaggi, 2002). Lo hizo sobre todo para granjearse el apoyo de pueblos no dominados frente a las otras presencias coloniales, no porque cambiase de posición respecto a la humanidad indígena (Weber, 1998). En todo caso, los unos como los otros, los hispanos como los británicos y demás europeos que se hicieran presentes por América, portaban y aplicaban el mismo entendimiento de presunción cultural con el efecto de reserva de facultades unilaterales y desigualitarias o inequitativas, con la secuela de asunción y retención de soberanía como poder último o así primero que he dicho (Williams, 1990).

Constituciones entre Tratados

Entre las últimas décadas del XVIII y las primeras del XIX, América se puebla de estados independientes con flamantes constituciones por iniciativa de parte no indígena. Aun con sus importantes diferencias respecto a la presencia indígena, tienen algo en común tales estados constituyentes y esto es el tropo de tomar la parte por el todo. Cortocircuitan de entrada la bilateralidad. Dicho con la categoría de matriz europea, heredan y asumen la soberanía potenciándola y reforzándola con la propia práctica constitucional. Una parte de la población, la más advenediza, se arroga el poder de constituirse a sí misma como si estuviera constituyendo a la totalidad humana del territorio que, de forma igualmente unilateral, se asigna o prevé asignarse. El poder constituyente se lo atribuye y lo ejerce una parte sobre el todo. Las constituciones americanas nacen con este pecado original de tropismo y unilateralidad.

El signo más claro lo ofrece el primer caso en orden cronológico. Los Estados Unidos se independizan contra la política de bilateralidad británica representada por la proclamación regia de 1763 reconociendo territorio indígena y sentando reglas para unas relaciones que pudieran desarrollarse mediante tratados, bien que todo ello bajo el principio expreso de soberanía continental, de costa a costa, de la parte europea. La constitución estadounidense guarda silencio sobre tal proclamación porque la rechaza. Contra ella se ha producido la propia independencia aunque no guste luego recordarse (Clinton, 1989). El principio potenciado y reforzado de soberanía se expresa ahora en la unilateralidad de la constitución misma. Cuestión ulterior es que determine el mantenimiento de un escenario favorable a la práctica de los tratados ya así todavía, en todo caso, más subordinada. Lo permite indirectamente la famosa cláusula de comercio en cuanto ubica a las indian tribes como entidades más cercanas a las foreign nations que a los several states constituyentes de los Estados Unidos (US Constitution, art. 1, sec. 8.3). Cabría la prosecución o reanudación de la práctica de tratados.

Bajo dicho paraguas pudo tener continuidad en efecto durante buena parte del XIX la política relativamente bilateral de tratados con el escoramiento ahora más fuerte de la presunción cultural de retención de poderes por parte de matriz europea, la estadounidense tras la independencia (Prucha, 1994). Ante conflictos entre pueblos indígenas, estados internos y federación, la jurisprudencia constitucional formuló pronto dicha política en términos de continuidad sustancialmente colonial (Williams, 1990: 287-323; Norgren, 1996). La prevalencia de la constitución de los Estados Unidos sobre los tratados con pueblos indígenas ha significado exactamente la atribución a la parte federal de unos poderes unilaterales respecto a dichos instrumentos bilaterales absolutamente al margen de cualquier chequeo y balance que pueda decirse constitucional. He ahí el cortocircuito de procedencia y tracto realmente coloniales, pero extremamente agravado por la unilaterialidad más marcada del constitucionalismo.

Por matriz compartida y por influencia directa, en el primer constitucionalismo americano de área hispana pueden encontrarse planteamientos similares e incluso más explícitos. No interesa ahora la distinción de casos, sino la inferencia de pautas. En textos constitucionales puede hacerse la previsión de “tratados y negociaciones con ellos”, con los pueblos indígenas o, como entonces se dice en la misma sede constitucional, “los indios bárbaros”, implicándose así claramente la posición de superioridad que asume la parte constituyente. Se abunda. El mismo texto constitucional explica requisitos y objetivos de la práctica de los tratados: “Se les respetará (a los indios bárbaros) como legítimos y antiguos propietarios, proporcionándoles el beneficio de la civilización y religión por medio del comercio y por todas aquellas vías suaves que aconseja la razón y dicta la caridad cristiana, y que sólo son propias de un pueblo civilizado y culto; a menos que sus hostilidades nos obliguen a otra cosa”. La situación de partida también se define en este texto constitucional. El estado que así se constituye está atribuyéndose territorios realmente poblados y en manos de “tribus errantes o naciones de indios bárbaros”, indígenas no sometidos (Clavero, 2000: 390-397).

Ahí se dibuja un escenario que puede generalizarse para la América flamantemente constitucional. Los estados constitucionales se adjudican territorios ajenos. Entienden que los habitan pueblos inciviles, humanidad precisada de la civilización procedente de Europa. Se muestran dispuestos a transmitirla pacíficamente o, caso de necesidad, a imponerla bélicamente. Los tratados forman parte de los métodos de paz. En este cuadro, resultan sólo relativamente bilaterales. Los pueblos dichos bárbaros se considera que están obligados a la negociación y al trato con el estado realmente ajeno en beneficio presuntamente propio. Si falta esta disponibilidad de parte indígena, se le reputa como hostil con la consecuencia de resultar legítima o justa la guerra de dominio entonces emprendida por parte del estado. Durante los siglos XIX y XX, son también las presuposiciones que operan, las prácticas que se desarrollan, no sólo entre el resto de los estados latinoamericanos, sino igualmente en los Estados Unidos. Campean por la generalidad de América.

No es usual toda esa franqueza de tratados y hostilidades en planteamientos expresamente constitucionales. Lo más usual es que las constituciones guarden un discreto silencio sobre las relaciones entre pueblos indígenas y estados y más en particular sobre la práctica de tratados y su alternativa bélica. Pero ambas cosas, el tratado como la guerra, son habituales y compatibles, sobre todo durante el XIX, como mecanismos de relación con el objetivo bien marcado de inculturación, supeditación y domesticación de la humanidad indígena de grado o la fuerza. Esto ocurre por Angloamérica, según nos han acostumbrado a ver a su modo las películas, como también por Latinoamérica (Levaggi, 2000; Briones y Carrasco, 2000). La diferencia constitucional entre una y otra Euroamérica se produce en un extremo desde luego importante, pero entonces secundario. Se sitúa en el punto de la concepción del territorio y de la ciudadanía.

Las constituciones latinoamericanas parten de una idea relativamente más neta del propio territorio conforme a fronteras coloniales acompañada de un entendimiento comparativamente más general de la propia ciudadanía, comprendiendo a población indígena. En este marco, la práctica de los tratados entre estado y pueblo puede parecer más atípica, pero así también, como anormal, pese a una larga y densa experiencia, acabará considerándose en los Estados Unidos (Prucha, 1994: subtítulo). Se reputarán esos acuerdos como tratados impropiamente dichos, sin el pie definitoriamente de igualdad, el carácter enteramente bilateral ni la fuerza particularmente comprometida de los suscritos entre estados, los propiamente entonces dichos. Todo esto operaba realmente de origen, de unos orígenes coloniales que así en efecto tienen, para la parte indígena, continuidad completa e incluso agravada en tiempo constitucional.

Constituciones sin Tratados

Lo usual es que las constituciones americanas no hagan referencia alguna a los tratados con pueblos indígenas. Es hoy excepcional el caso de Canadá por proceder en 1982 a un reconocimiento constitucional de “treaty rights of the aboriginal peoples”. Conviene la lectura más por extenso: “The guarantee in this Charter of certain rights and freedoms shall not be construed so as to abrogate or derogate from any aboriginal treaty or other rights or freedoms to the aboriginal peoples of Canada, including any rights or freedoms that have been recognized by the Royal Proclamation of October 7, 1763″ (Charter of Rights and Freedoms, part. I, sec. 25). Ya estamos en antecedentes para advertir la duplicidad. El reconocimiento constitucional de derechos derivados de tratados se incluye en el mismo cuadro del planteamiento colonial de la soberanía antes británica y ahora canadiense (Kulchyski, 1994). No salimos de un constitucionalismo en línea de continuidad de fondo con el colonialismo para la parte indígena. Dicho reconocimiento produce desde luego novedades, pero resultan secundarias a nuestros efectos de apreciar el valor intrínseco de unos instrumentos, los tratados y las constituciones.

Puede suponer un comienzo de recapacitación constitucional que también se produce de otra forma, como enseguida recordaré, por otros estados americanos, pero no por los Estados Unidos. De forma cada vez más degradatoria de la posición indígena y nugatoria para los tratados, la jurisprudencia de apariencia constitucional y de sustancia colonial que arrancaba de la cláusula de comercio ha seguido desarrollándose, sobre todo desde las postrimerías del siglo XIX (Harring, 1994; Clark, 1994). En el siglo XX, la concesión unilateral de la ciudadanía ha abundado en el efecto. Pueden mantenerse de parte indígena e incluso en el lenguaje común unos principios de formarse nations reconocidas por treaties contándose así con sovereignty para dotarse de constitutions, las de reservations indígenas, pero todo ello se encuentra degradado, realmente subvertido por el acoso federal, por su entendimiento de parte desde una posición siempre de superioridad, nunca en pie de igualdad. A estas alturas, los Estados Unidos aún no se han planteado una enmienda o reforma que afronte el colonialismo enquistado en su propio constitucionalismo ni hay visos en absoluto de que vaya a hacerlo (Wilkins, 1997; Deloria y Wilkins, 1999).

Por el ámbito latinoamericano, desde unas constituciones reconociendo y garantizando hacia principios del siglo XX propiedad comunitaria indígena y otras, o reformas de las mismas, profesando y proclamando hacia sus finales, en estos últimos años, la multiculturalidad del Estado por plurietnicidad de la sociedad, han sido bastantes los intentos de diagnosticar al menos y tratar en casos el aparente quiste (Sánchez, 1996; Clavero, 2000; Barié, 2000). Desde ofrecer amparo al comunitarismo territorial hasta tomar en consideración el multiculturalismo estatal, desde así admitir un margen de autonomía indígena hasta plantearse un reto de reconstitución común sin tropos de una parte por el todo, se despliega un nutrido menú de fórmulas constitucionales trayendo novedades y abriendo posibilidades. Sin embargo, a lo que ahora nos está importando, respecto a dicha cuestión del valor o disvalor intrínseco de unos instrumentos normativos, no puede decirse que haya novedad apreciable. No la hay tangible. No puede haberla operativa mientras que no se afronte la continuidad del colonialismo, el verdadero quiste. El mismo multiculturalismo constitucional, hoy bastante común por Latinoamérica como reto de reforma del Estado (Assies, van der Haar y Hoekema, 1999; van Cott, 2000; Brysk, 2000), resulta un fraude en toda regla si así se proclama para una sociedad aún constitutivamente colonial.

Respecto a los instrumentos, para las constituciones latinoamericanas no hay cuestión de tratados, ni de la existencia de unos pretéritos cuya bilateralidad pudiera recuperarse ni de la posibilidad de unos futuros que pudieren efectivamente reconstituir en unos términos justamente multiculturales mediante el pie de igualdad formalmente debido. Las propias constituciones que así reconocen multilateralidad siguen planteándose bajo unos supuestos de determinación constituyente de parte. No se aplican a sí mismas la premisa plural. La pluralidad es todavía un tropo con respecto a lo principal, a lo constituyente del sistema político y el orden jurídico. Habrán éstos de ser plurales por determinación que sigue siendo parcial y por tanto bajo condiciones no sólo decididas, sino también perfiladas, de una parte, siempre la no indígena. Por mera declaración de multiculturalidad no se despeja la presunción cultural de superioridad, la que sigue de hecho constituyendo aún presumiéndose ya ahora otra cosa.

El caso de México puede resultar de lo más ilustrativo a estas alturas. En 1994, un levantamiento en zona indígena desemboca en todo un proceso largo de negociación que, en lo que interesa a derechos, acaba encauzándose y desenvolviéndose directamente entre las partes principales de la reconstitución pendiente, la federal en este caso y la misma indígena. Se llegan a unos acuerdos constituyentes formalmente suscritos por ambos sectores y así finalmente presentado, tras variadas vicisitudes, a la institución con facultad formal para el cambio constitucional, el Congreso federal. Ya estamos en el 2001. El poder constituyente constituido, ese Congreso con la ratificación de una mayoría de los estatales, no entiende que el acuerdo le comprometa. Para su posición, ni hay tratado ni posibilidad de nada equivalente. Opta por otra reforma constitucional, por una frontalmente contraria al espíritu de la formalmente acordada. No es óbice para esto un instrumento internacional, un tratado entre estados ratificado por México, que requiere consulta a la parte indígena para medidas estatales que le afecten. O supone más llanamente dicho poder constituyente que, con el acuerdo incumplido, la misma consulta se ha efectuado. Otra cosa entiende que es condicionar inconstitucionalmente a las instituciones de soberanía. Con prácticas de acuerdos y todo, el poder constituyente sigue sin participarse (Burguete, 1999; Gómez, 2000). Al tratado susodicho entre estados, el famoso Convenio 169, me referiré enseguida.

Esta última reforma mexicana, la del 2001, otorga rango constitucional a una autonomía municipal e intermunicipal que puede ser indígena. Hay también ahora casos americanos de establecimientos constitucionales de autonomías comarcales o regionales en consideración a la presencia indígena. De hecho, no son novedades. Vienen a reconocer y formalizar situaciones dadas de comunidades o pueblos resistentes a las presiones estatales en territorio propio. Dichas autonomías constitucionalmente formalizadas vienen también a producir de otra banda un apoderamiento de los mismos estados de cara a tales realidades. Reconocimiento y aceptación constitucionales suponen capacitación estatal para la determinación de relaciones como instancia previa al propio ejercicio de la autonomía indígena. La retención referida del poder constituyente, de una soberanía así entendida, conlleva ese corolario de supeditación normativa. Hoy por hoy, las constituciones como instrumentos alcanzan por sí mismas, incluso cuando reconocen derechos y admiten autonomías, tal efecto lesivo para la parte indígena.

Tratados entre Constituciones

El tratado entre estados al que he hecho referencia respecto al caso de México es naturalmente el Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes de la Organización Internacional del Trabajo de 1989, Convenio 169 para la forma usual de identificación por número de serie entre los que esta institución ha acordado con estados desde sus orígenes en 1920. Es tratado entre estados y algo más. Los estados se comprometen ratificándolo, pero existe un acuerdo previo que es el de la propia institución internacional, la cual está compuesta de un modo tripartito no sólo por gobiernos, sino también por organizaciones empresariales y sindicales. En su seno, con esta concurrencia, se ha producido el acuerdo de hacer y redactar el tratado que ulteriormente así se ofrece a la ratificación de los estados. Éstos en el caso se comprometen a respetar unos derechos indígenas y el referido procedimiento de consulta para las propias determinaciones, las estatales, que puedan afectar a dichos pueblos, los indígenas.

Un tratado entre estados con mediación y supervisión internacionales procede al reconocimiento de derechos indígenas, no nos interesa ahora sustantivamente cuáles. Nos importa el instrumento y su alcance formales. Es más que un tratado entre estados, pues su texto se elabora y su práctica se controla no sólo por gobiernos, sino también por otras partes, la patronal y la sindical. Hay algo que sigue sin encajar. Si la parte destinataria es la indígena y si así se amplía el terreno de juego, ¿cómo es que ella precisamente, tratándose de sus derechos, no participa? Puede responderse que la OIT, la Organización Internacional del Trabajo, tiene una constitución que no contempla la posibilidad, pero ahí es donde radica nuevamente el problema. Un poder constituyente parcial no se pone en cuestión por venir a considerarse como sujetos de derechos a partes nuevas. Consigo misma, la OIT ni siquiera se aplica el requerimiento de consulta que entiende debido para los estados. El mismo Convenio 169 guarda también un hilo de continuidad con prácticas coloniales y constitucionales de tratados entre estados que afectan a pueblos indígenas sin contarse para nada con ellos respecto al propio acuerdo.

La OIT no es un caso excepcional en el actual panorama internacional. Al fin y al cabo, es agencia ahora de Naciones Unidas y estas mismas no conocen otros principios constituyentes. Advierto que no es un chiste por doble sentido lo que ahora digo. Naciones Unidas es nombre que significa exactamente Estados Unidos, Estados que se reúnen en una organización común, la que se dice internacional por asimilación idéntica a interestatal. La OIT es excepción en la medida en la que se abre constitutivamente a entidades no gubernamentales, a patronales y sindicatos en concreto. Guarda en común con la entidad matriz que los constituyentes principales son los estados. Esto de principal, no tanto como exclusivo, puede también decirse hoy, a nuestras alturas de comienzo del siglo XXI, de Naciones Unidas, pues de hecho se ha abierto, aunque sin revisar su constituyencia, a participaciones no gubernamentales y entre ellas a la indígena. Luego me ocuparé de este punto importante por supuesto.

Antes conviene recordar que Naciones Unidas, conforme a su establecimiento constituyente, también practican los tratados entre estados aun interesando a otros. Así se desarrolla precisamente el derecho internacional de los derechos humanos que Naciones Unidas asume e impulsa desde sus tiempos fundacionales, los del segundo lustro de los años cuarenta del siglo XX. Sus declaraciones de derechos se adoptan por los estados en conjunto y a ellos se dirigen en particular. Sus convenciones o pactos de desarrollo y garantía de derechos se acuerdan igualmente entre estados y se ofrecen a los mismos para que los ratifiquen y así se comprometan.

La Convención sobre Derechos Civiles y Políticos de 1966, la principal sin duda, afecta particularmente a humanidad indígena, aunque no la mencione, por su artículo 27: “In those States in which ethnic, religious or linguistic minorities exist, persons belonging to such minorities shall not be denied the right, in community with the other members of their group, to enjoy their own culture, to profess and practise their own religion, or to use their own language”. La Convención de Derechos del Niño de 1989 abunda, mencionándola, con su artículo 30: “In those States in which ethnic, religious or linguistic minorities or persons of indigenous origin exist, a child belonging to such a minority or who is indigenous shall not be denied the right, in community with other members of his or her group, to enjoy his or her own culture, to profess and practise his or her own religion, or to use his or her own language”.

Son tratados entre estados sin consideración además ninguna para con otras entidades colectivas como posibles sujetos. Obsérvese la cuidadosa redacción de los citados artículos para que los titulares del derecho a cultura propia sean sólo los individuos, las personas pertenecientes a minorías, pese a que el mismo sólo pueda lógicamente ejercerse de forma precisamente colectiva, en común con los demás miembros de su grupo. Al propósito de control jurisdiccional en el mismo ámbito internacional, ello ha supuesto que se les reconozca legitimación a los individuos ante el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas sin que pueda en cambio constituirse en parte el grupo social, comunidad o pueblo indígena en el caso. A efectos prácticos y pese al propio Comité, esta jurisdicción internacional de derechos humanos, tiende a distinguir, por su superior entidad e incluso diversa naturaleza, el supuesto indígena del de minorías, resulta que en contenciosos que se plantean entre individuo y estado afectando neurálgicamente a colectividades indígenas, éstas ni siquiera cuentan con voz propia. Siguen siempre, como en tiempos coloniales, sujetas a determinaciones ajenas, comprendidas ahora las internacionales (McGoldrick, 1994: 14-16 y 247-268; Pritchard, 1998; Clavero, 1999).

Con Naciones Unidas, derechos humanos, jurisdicciones internacionales y todo, sigue dándose una continuidad con el colonialismo en lo que toca a la humanidad indígena, a aquélla de pueblos que no forman estados y que son anteriores a los mismos en el propio territorio manteniendo cultura propia. Por su misma identificación con derechos humanos, Naciones Unidas se muestra bastante más consciente que los estados por separado. Tampoco ha revisado su constituyencia igualmente estatal, pero ha ampliado la participación en su seno hasta franqueársela a representaciones indígenas. Viniendo al reconocimiento del problema pendiente y pasando a plantearse la posibilidad de un instrumento específico de derechos de los pueblos indígenas, ha llegado a entender que no debe considerarse el asunto sin la participación de la parte interesada, la indígena (Hannum, 1990; Anaya, 1996; Palmisano, 1997; MacKay, 1999).

Es un inicio, sólo un inicio, de historia por fin postcolonial. Ante dificultades ingentes por incapacidades ante todo culturales de la mentalidad todavía dominante y aún inconsciente del lastre colonial, no es fácil desde luego vislumbrar cuál es el rumbo que se tomará (Tully, 1995; Kymlicka, 1995; Ivison, Patton y Sanders, 2000). Naciones Unidas está actualmente debatiéndose entre fórmulas distintas y no se sabe si complementarias de hacer presente la voz indígena (representación ante grupos de trabajo de la Subcomisión de Derechos Humanos; relator especial de la Comisión; foro permanente consultivo del Consejo Económico y Social…), ninguna de las cuales implica en lo más mínimo alguna revisión de su constituyencia de estados, pero cuyo mismo complejo suscita esperanzas todavía no garantizadas.

Más en concreto, en Naciones Unidas se está considerando la recuperación de la bilateralidad de los tratados (Alfonso, 1992-1999), como está también debatiéndose un proyecto de Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas que progresaría previsiblemente, si finalmente adoptara, en dicha dirección definitivamente postcolonial y, por lo que puede resultar, también postconstitucional (Anaya, 1996: 207-216).


Tratados después de Constituciones

El proyecto actual de Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas comienza por equipararles a los restantes pueblos de la humanidad en el punto esencial de un derecho a la propia determinación en todos los órdenes: “Indigenous peoples have the right of self-determination. By virtue of that right they freely determine their political status and freely pursue their economic, social and cultural development”. Es toda una formulación solemne de todo un principio de partida para toda una historia postcolonial.

El derecho queda así reconocido a los pueblos indígenas en pie de igualdad con otros pueblos y por ello también con aquéllos que forman estados, inclusive el de pertenencia, pero este proyecto sólo ofrece garantías internacionales a una determinada opción en su ejercicio, a aquélla que se mantenga dentro del estado presente en un régimen de autonomía con un mínimo apreciable de facultades y unos requisitos consecuentes de procedimientos previstos por el propio instrumento. Sería una autonomía por determinación ante todo propia, la indígena, y no por la decisión constituyente unilateral y así dependiente del estado.

Como forma de ejercicio del derecho a la autodeterminación, el proyecto no dice que no quepan otras opciones. Pues no las contempla, lo que da por entendido es que no las garantiza. Ofrece reconocimiento internacional y garantía así supraestatal a la autonomía de los pueblos indígenas que opten por permanecer y articularse con el estado al que se atribuye la soberanía y la retiene ya de otro modo. La misma en consecuencia ya no implica el poder constituyente, el derecho de constituir el conjunto por determinación de una parte sola. El instrumento subsiguiente a la propia declaración ya no sería la constitución unilateral, sino el tratado bilateral o los tratados multilaterales ahora entre pueblos y estados. ¿No se augura e incluso está prefigurándose con esto el futuro finalmente postcolonial de tratados antes que de constituciones?

Dado el sesgo colonial con todo más pronunciado, frente a lo que suele presumirse, en las constituciones que en los tratados, resulta lógico que el proyecto guarde silencio sobre las primeras y se pronuncie sobre los segundos: “Considering that treaties, agreements and other arrangements between States and indigenous peoples are properly matters of international concern and responsibility”; con esta motivación, “indigenous peoples have the right to the recognition, observance and enforcement of treaties, agreements and other constructive arrangements concluded with States or their successors, according to their original spirit and intent, and to have States honour and respect such treaties, agreements and other constructive arrangements”. Hablando de la recuperación de bilateralidad más genuina de pasado, según su espíritu y propósito originales, puede estar también abriendo un escenario de futuro.

En un porvenir que así se perfila volverían a tener más juego los tratados que las constituciones o mejor dicho, pues no hay regreso ninguno en la historia y menos a la preconstitucional, en él, en un futuro, las segundas, las constituciones, tendrán que identificarse ante todo con los primeros, con los tratados. De esta forma, por un imperativo al fin y al cabo de derechos, el tiempo postcolonial habrá de ser también postconstitucional. Aunque no todas lo han recorrido desde luego, unas constituciones, las americanas por lo menos, puede que hayan agotado su ciclo como normas fundamentales. En Naciones Unidas está abriéndose otro horizonte que comienza así por afectar a una cuestión de forma, la de unos instrumentos normativos. De esto tan sólo me he ocupado.


Lecturas sugeridas:

Alfonso Martínez, Miguel (1992-1999), Estudio sobre los tratados, convenios y otros acuerdos constructivos entre los Estados y las poblaciones indígenas, Naciones Unidas, E/CN.4/Sub.2/1992/32, 1995/27, 1996/23 y 1999/20.

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van Cott, Donna Lee (2000): The Friendly Liquidation of the Past: The Politics of Diversity in Latin America, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press.

Weber, David J. (1998): “Borbones y bárbaros. Centro y periferia en la reformulación de la política de España hacia los indígenas no sometidos”, Anuario del Instituto Estudios Histórico-Sociales, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, 13, 147-171.

Wilkins, David E. (1997): American Indian Sovereignty and the U.S. Supreme Court: The Masking of Justice, Austin, University of Texas Press.

Williams, Robert A., Jr. (1900): The American Indian in Western Legal Thought: The Discourses of Conquest, New York, Oxford University Press.

– – – – (1997): Linking Arms Together: American Indian Treaty Visions of Law and Peace, 1600-1800, New York, Oxford University Press.


Fuente:





Waldo Darío Gutiérrez Burgos
Descendiente del Pueblo de Uquía - Nación Omaguaca
Director de ‘Viltipoco10000’, el ‘Gapo’ y ‘ArgosIs-Internacional’
…” El mundo que queremos nacerá de hombres y mujeres que dicen no a esta guerra de exterminio; la vida florecerá de la acción colectiva, la semilla de hace más de quinientos años sigue creciendo y emerge desde abajo y camina a la izquierda"…

Indígena: Sacrificios humanos tal vez no existieron



Indígena: Sacrificios humanos tal vez no existieron

INDÍGENA… VILTIPOCO10000: MAYO 21 DE 2013…

La opinión común, hoy al día, es que las naciones precolombinas en América practicaron sacrificios humanos y canibalismo. Sin embargo, esta opinión es probablemente no más que una leyenda Europea etnocéntrica y manipulativa.

El mito de los sacrificios humanos, extrayendo el corazón con una mano después de un golpe de cuchillo de obsidiana en el tórax, lo invento el fanatismo clerical hispano para suplantar el Ceremonial Cósmico, difamado como brujería y pactos con el Diablo, por el Catolicismo decadente que trajeron los invasores, cuyo acto culminante fue el Auto de Fe, quemando vivo al que no creia en su religión. Este Auto de Fe si fue un auténtico SACRIFICIO HUMANO del cual universalmente nadie duda que existió.

La opinión reiterada de médicos cardiólogos es de la imposibilidad física de romper el tórax con un golpe de cuchillo de obsidiana, introducir la mano y extraer el corazón que se encuentra unido al cuerpo por músculos y cartílagos que no se desprenden tan fácilmente.

Uno de los múltiples detractores de nuestra Cultura y de nuestra Raza, Fray Bernandino de Sahagún escribió en 1554

Durante toda la época de la conquista europea en América, hay solamente un testigo, que dijo haber visto a un grupo de aztecas practicando un ritual de sacrificio humano. Él dice que lo vio desde una distancia de 5 KM y sin telescopio.

Muchos arqueólogos e historiadores de nuestro tiempo insisten en que existían rituales de sacrificios humanos basados en "Evidencias arqueológicas de origen indígena". Estas "evidencias" nunca son escritas, siempre dibujadas. Estos dibujos probablemente son simbólicos o metafóricos.

Los historiadores Pablo Moctezuma Barragán en su libro “Moctezuma y el Anahuac”

Y María del Carmen Nieva López en su libro “Mexikayotl”

Muestran argumentos firmes que invalidan la posibilidad de que hubieran rituales de sacrificios humanos y canibalismo en las naciones precolombinas en América.

Abajo mencionados algunos argumentos del libro “Moctezuma y el Anahuac”

1.
Después de la batalla que se llamó "La noche triste" los españoles sitiaron la ciudad de Tenochtitlan durante un año, y narran que los aztecas morían de hambre. ¿Si eran canibales, por qué no se comieron a los extranjeros que tenían presos?

2.
El Fraile Bartolomé de las Casas en una de sus cartas que escribe dice: “Ya recorrimos desde Tenochtitlan hasta la tierra de los Mayas y no hemos visto ningún sacrificio humano, cuando preguntamos a la gente sobre los sacrificios, no saben de que estamos hablando.”

3.
¿Podría alguien abrir el tórax de un ser humano con una piedra de pedernal? Actualmente se necesitan sierras eléctricas para realizar operaciones del corazón, el cual está muy bien protegido por la caja torácica.

4.
Los amoxtlis (códices) están escritos con ideogramas (iconos) en los que existe un lenguaje propio de cada región, así que en los códices se muestran sacerdotes que tienen en su mano una piedra de pedernal que significa "ajusticiamiento", es decir, que se está haciendo justicia. Ya que para los pueblos aztecas, al igual que con la mentalidad de los Judíos, el ser humano, piensa con el corazón. En la idiomas Nautilos no se dicen "yo pienso que..." sino "Yo siento que....." Es por eso que un icono en donde aparece un sacerdote sacando un corazón, no significa un sacrificio humano, sino que se está pidiendo a la junta de los viejos (tlahtocan) que se haga justicia a favor o en contra de alguien.

5.
Si los sacrificios humanos hubieran existido en las cantidades industriales que narran los españoles, todavía existirían sacrificios en estas fechas, ya que no han pasado muchos años desde la conquista (relativamente).

6.
En una de las cartas de relación que escribe Cortés al rey Carlos V, se dice: Querido, etc., etc., Rey, desde que yo, Hernán Cortés, estoy al frente de la Nueva España ya no existen los sacrificios humanos. ¿De un día para otro podría desaparecer una costumbre, que según los conquistadores, se daba en cantidades enormes en todo el Anahuac?

7.
Cuando los españoles empezaron la conquista de América, ya tenían la experiencia de África y de los judíos, y hay que recordar que el hecho de decir que los judíos sacrificaban niños y que los africanos eran caníbales, justificó el genocidio, y el robo de esos pueblos.

8.

Hernán Cortés, El origen de esta leyenda, no era una fuente muy fiable. En varias cartas de relación al rey, dice Cortés que en la nueva España había caballos antes de la llegada del hombre europeo. Un hecho que hasta hoy no tiene ningún fundamento arqueológico.

Fuente:






Waldo Darío Gutiérrez Burgos
Descendiente del Pueblo de Uquía - Nación Omaguaca
Director de ‘Viltipoco10000’, el ‘Gapo’ y ‘ArgosIs-Internacional’
…” El mundo que queremos nacerá de hombres y mujeres que dicen no a esta guerra de exterminio; la vida florecerá de la acción colectiva, la semilla de hace más de quinientos años sigue creciendo y emerge desde abajo y camina a la izquierda"…

Alocuciones: Discurso del Presidente Hugo Chávez en Copenhague en 2009


"Seamos capaces de hacer de esta Tierra no la tumba de la humanidad, hagamos de esta Tierra un cielo, un cielo de vida, de paz, y de paz de hermandad para toda la humanidad".

Alocuciones: Discurso del Presidente Hugo Chávez en Copenhague en 2009

ALOCUSIONES… VILTIPOCO10000: MAYO 01 DE 2013…

Discurso de Hugo Chávez, presidente de Venezuela, la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas en Copenhague, Dinamarca, el 16 de diciembre de 2009.





Waldo Darío Gutiérrez Burgos

Descendiente del Pueblo de Uquía - Nación Omaguaca
Director de ‘Viltipoco10000’, el ‘Gapo’ y ‘ArgosIs-Internacional’
…” El mundo que queremos nacerá de hombres y mujeres que dicen no a esta guerra de exterminio; la vida florecerá de la acción colectiva, la semilla de hace más de quinientos años sigue creciendo y emerge desde abajo y camina a la izquierda"…

MI: La JBG Corazón Céntrico de los Zapatistas Delante del Mundo denuncia las agresiones, provocaciones, amenazas, despojos y violencia de personas afiliadas a los partidos políticos en San Marcos Avilés.



MI: La JBG Corazón Céntrico de los Zapatistas Delante del Mundo denuncia las agresiones, provocaciones, amenazas, despojos y violencia de personas afiliadas a los partidos políticos en San Marcos Avilés.

MOVIMIENTO INDÍGENA… VILTIPOCO10000: MAYO 01 DE 2013…


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JUNTA DE BUEN GOBIERNO
CORAZÓN CENTRICO DE LOS ZAPATISTAS DELANTE DEL MUNDO
SNAIL TZOBOMBAIL YU’UN LEKIL J’AMTELETIK
TA O’LOL YO’ON ZAPATISTA TA STUK´IL SAT YELOB SJUNUL BALUMIL
A 20 DE ABRIL DE 2013





A LA OPINIÓN PÚBLICA

A LA PRENSA NACIONAL E INTERNACIONAL

A LA SOCIEDAD CIVIL NACIONAL E INTERNACIONAL

A LOS ORGANISMOS DE DERECHOS HUMANOS

A LOS MEDIOS ALTERNATIVOS

A LAS Y A LOS ADHERENTES DE LA OTRA CAMPAÑA

A LAS Y A LOS ADHERENTES DE LA SEXTA INTERNACIONAL

HERMANOS Y HERMANAS

LA JUNTA DE BUEN GOBIERNO CORAZÓN CENTRICO DE LOS ZAPATISTAS DELANTE DEL MUNDO, CON SEDE EN OVENTIC CARACOL II RESISTENCIA Y REBELDÍA POR LA HUMANIDAD ZONA ALTOS DE CHIAPAS, DENUNCIAMOS LAS MULTIPLES AGRESIONES, PROVOCASIONES, AMENAZAS, DESPOJOS Y ACTITUDES PREPOTENTES, VIOLENTOS Y GROSERAS DE LAS PERSONAS AFILIADAS DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS Y SUS AUTORIDADES DE LA COMUNIDAD DE SAN MARCOS AVILES MUNICIPIO OFICIAL DE CHILÓN.

En nuestra última denuncia el 1 de julio de 2011 dimos a conocer todas las barbaridades de las personas afiliadas de diferentes partidos políticos y respaldando por los tres niveles de malos gobiernos oficiales; por ese desde esa fecha y año no han cesado las agresiones, amenazas, robos destrucción de cultivos y hostigamientos encabezado por Lorenzo Ruíz Gómez, en contra de nuestros compañeros bases de apoyo Zapatistas en la comunidad de San Marcos Avilés y a continuación mencionamos los siguientes acontecimientos:

 1. El 29 de Julio de 2011 los compas de san Marcos Avilés se dieron cuenta de que uno de los agresores hizo un trato para cambiar un modular por un rifle con otro partidista de la comunidad Tacuba viera era un rifle de 16 de calibre 22 y después iba mostrando el arma y le apunto a la hija de un compa Juan Velasco Aguirre. Otro compa se dio cuenta que llevaba el rifle al cafetal que habían despojado a los compas.

El agresor se llama Santiago Cruz Díaz dice que compro el arma para matar algunos zapatistas y usarlo también contra los observadores.

2. El 1 de agosto del 2011 los agresores fueron a Chilón a hablar con su ex presidente municipal el contador Antonio, y el contador dijo a los agresores que les va a ayudar con los problemas que tienen. El ex presidente municipal dice que va a pedir una audiencia en Tuxtla y pidió a los agresores que hicieran un acta y que vaya firmado por todos los ejidatarios y también por las mujeres, las y los jóvenes. En el acta debe decir que todo lo que les culpa en las denuncias de la junta de buen gobierno y el Centro de Derechos Humanos Frayba, todo es mentira.

 3. El día 17 de enero del 2012 nuestro compañero base de apoyo Gerardo y sus compañeros, estaba cortando sus cafés en colectivo y estando 8 bases de apoyo zapatista en el cafetal como a las 11:30 am se encontraron con el partidista y el cabecilla Lorenzo Ruiz Gómez del Partido Verde (PV) con su hijo Ismael Ruiz Núñez. Esas gentes del partido principalmente Juan Velasco Mendoza empezaron a decir que el cafetal no es de los compas y que salieran de buena forma y si no vería la manera en que salga de ahí, también dijo que las bases de apoyo no tienen valor, que tampoco los observadores internacionales no valían para nada, también dijo que la FRAYBA no tiene valor y tampoco la junta de buen gobierno.

 4. El día 18 de enero del 2012 Vicente Ruiz López (PRI) y sus hijos Vicente Ruiz Méndez (PRI) y Samuel Ruiz Méndez cortaron 100 matas de café y arrancaron chayotes de la parcela de nuestros compañeros bases de apoyo Gerardo. Los partidistas dijeron que van a seguir haciendo eso y volvieron a repetir sus mismas palabras.

 5. El día 9 de febrero del 2012 los compañeros Javier Ruiz Cruz y José Hernández Ruiz. El primer propietario de una parcela de cafetales, como la 1:00 pm fueron destruidos 108 matas de café, 94 arrancados de raíz, 14 cortados por el tronco los cafés mas jóvenes tienen 1 año, la mayoría de las matas tienen 2 años, pero en la parte superior del lindero fueron encontrado amontonados 35 matas y arrojados en un barranco dirección en la comunidad de Tacuba nueva, según el valor económico de estas plantas su precio medio seria de 130.00 cada mata, el valor total es de 14,040.00 pesos.

 6. El día 19 de febrero se escucha por radio al comisariado ejidal Ernesto López Núñez y al agente Aristeo Cante Cruz que acusan al base de apoyo zapatista Mariano Pérez de aventar piedra a un carro que pasaba por la carretera. Las casas de nuestras bases de apoyo que fueron acusados fueron atacados con piedras.

 7. El día 21 de febrero del 2012 los partidistas tapan la carretera con piedras como a las 21 horas en frente de la escuela autónoma, pero el comisariado ejidal de san Marcos acusa a los bases de apoyo zapatista de tapar la carretera quien viven en frente de la escuela.

 8. El día 28 de febrero del 2012 el compañero Enrique Pérez Núñez le machetearon y arrancaron 75 matas de su milpa. También el compañero Enrique Cante López le robaron 100 calabazas en su milpa que fueron los del partido oficial.

 9. El 2 de marzo de 2012 Enrique Pérez Núñez habla con uno de los agresores que dice que los del partido tienen un nuevo plan para desalojar nuestros compañeros bases de apoyo zapatistas. También dicen que va a seguir con la segunda etapa para quitarles sus derechos de los compañeros bases de apoyo y seguir destrozando y robando milpas de nuestros compañeros porque esas agresiones no les trae consecuencia, como a las 21 horas del mismo día los partidistas Lorenzo Ruiz Gómez y su hijo Andrés Ruiz Núñez volvieron a la comunidad de Tacuba se detuvieron para patear la tabla de la casa del base de apoyo Diego Velasco Aguilar, de allí siguieron a la casa de base de apoyo Juan Velasco Mendoza que arrojaron una piedra y también arrojaron otra piedra a la escuela autónoma zapatista y gritaba que los zapatistas no valen nada para ellos y que tiene armas de calibre 38 (pistola), calibre 16 (rifle) y cartuchos para ellos y siguieron diciendo que tenían un arma de cuerno de chivo y armas largas que utilizan los militares y bien cargado con dos peines. Cuando estos dos partidistas llegaron a sus casas dispararon 5 tiros al aire con la pistola calibre 38, diciendo que no tenían miedo para nada porque estaban preparados con armas.

 10. El día 27 de marzo de 2012 nuestros compañeros bases de apoyo se encontraban en una oración en la iglesia a las 12 horas del día, el compa Juan Pérez Núñez fue víctima de un robo en su casa le rompieron la madera de su casa de la parte de abajo y escarbaron la tierra lograron sacar un bulto de café del grano seco de 50 kilos.

 11. El día 31 de marzo de 2012 los partidistas y los agresores hicieron una asamblea.

El primer punto que trataron es que sacaron acurdo sobre los compas que habían agarrado algunos pinos y quedaron totalmente prohibido de cortar más madera y si vuelven a cortar dicen que los agarran a nuestro compañero y que serán llevados en el municipio oficial de Chilon Chiapas, también el motosierrista y que los comisariados ejidales, el agente y sus componentes donde hicieron una acta de acuerdo donde firmaron los 70 ejidatarios diciéndoles al motosierrista donde no volverá a cortarles más árboles para los compas y obligándole a firmar el acta.

El segundo punto: sacaron el acuerdo de solicitar el programa Final todos los 70 ejidatarios estuvieron de acuerdo dijeron el comisariado que si alguien se opone será expulsado de la comunidad y que también habían dicho que los compañeros bases de apoyo no están pagando el impuesto predial de cada año que cuando se lleve a cabo la medición de tierra sus derechos de los compas lo cederán a sus hijos que los ejidatarios que van a ser tomados como animales que no tendrán más derechos de hacer milpas, no tendrán más derecho de agarrar árbol para leña.

El tercer punto: tomaron el acuerdo que los compas no están pagando el recibo de la luz y que empezaran a bajarles los bajantes en cada casa de nuestros compañeros.

ACONTECIMIENTOS DESDE EL INICIO DEL AÑO 2013

El día 25 de enero del año 2013 a las 7 horas de la mañana, un agresor de la comunidad San Marcos de nombre Pedro Canté Mendoza llegó en el terreno de nuestro compañero base de apoyo zapatista Diego Velasco Aguilar a robar 100 matas de café que ya estaban plantados.

El día 26 de enero del 2013, un grupo de agresores Vicente Ruiz López, Alejandro Ruiz Núñez, Rubén Martínez Vázquez, Tomás Hernández Aguilar, José Cruz Hernández, Manuel Vázquez Gómez Santiago Cruz Díaz, Abraham Canté López, Carlos Ruiz Gómez y Ernesto López Núñez invadieron una parte de terreno de nuestro compañero base de apoyo José Hernández Ruiz, también le cortaron 100 matas de plátano.

El día 27 de enero de 2013, alrededor de las 16 horas de la tarde 2 agresores de nombre Sócrates Ruiz Núñez e Ismael Ruiz Núñez, ambos son hijos del líder de los agresores Lorenzo Ruiz Gómez, llegaron al terreno del compañero Pedro Cante López para arrancar 100 matas de café, 16 matas de esas se las llevo.

Estos agresores no es la primera vez que cometen estos hechos sino que en muchas ocasiones han llegado a robar caña de azúcar en el terreno de nuestro compañero

El día 29 de enero de 2013, un compañero base de apoyo Javier Ruiz Cruz nos informa que tiene un terreno de 32 X25 metro a la orilla de una laguna, pero los agresores cercaron la laguna invadiéndole una parte de terreno de nuestro compañero Javier Ruiz Cruz, en ese lugar no se sabe para que lo cercaron, pero hay rumores que se trata de la construcción de un campamento militar.

El día 06 de febrero del año 2013, a nuestro compañero base de apoyo Miguel Gómez Guzmán por la noche le llegaron a robar unas gallinas, no logro identificar quien fue, pero lo que se sabe que fue uno de los agresores

El día 08 de febrero de 2013, a las 12 horas del día encontró un caballo amarrado en su cafetal que pertenece a uno de los agresores de nombre Santiago Cruz Díaz afiliado al partido PRI. Este agresor no es la primera vez que amarra su caballo dentro de su cafetal de nuestro compañero porque lo ha hecho en varias ocasiones

El día 11 de febrero del 2013, a nuestro compañero Manuel Hernández López le fue informado por algunos de los agresores Ernesto López Núñez comisariado ejidal, Manuel Vázquez Gómez consejo de vigilancia y Juan Pérez Mecía agente auxiliar, pertenecientes al partido PRI que han mandado una lista de nombres de los compañeros bases de apoyo a la comisión federal de electricidad de Yajalón por no pagar el impuesto de la luz eléctrica. Estos agresores han pedido apoyo a otras comunidades cercanas de esa comunidad para amenazar a los compañeros y compañeras bases de apoyo de cortarles el servicio de luz eléctrica.

El día 12 de febrero del año 2013, nuestra compañera base de apoyo Gloria Martínez Vázquez le llegaron a robar 2 bordados a su casa, mientras ella se encontraba en su cafetal cortando café, el valor de cada bordado es de $ 500, y por los dos es la cantidad de $ 1000.

El día 3 de marzo de 2013, los agresores y las autoridades del partido se reunieron a las 8 de la noche con el principal cabecilla Lorenzo Ruiz Gómez y dijo que no había otra forma mas que asesinar a los que caminan cerca de sus casas y asesinar primero a sus hijos de nuestros compañeros y que es su trabajo que van hacer como principal cabecilla LORENZO RUIZ GOMEZ, que es policía municipal de Chilon y después pide a sus otros compañeros que asesine a nuestro compañero Juan Velasco Aguilar y a los demas compañeros bases de apoyo zapatista y dicen que están listo para asesinar a nuestro compañeros y que tienen suficientes armas.

El día 9 de marzo del año 2013 a nuestro compañero Juan Velasco Aguilar y otros compañeros, mientras estaban trabajando y aproximadamente 50 metros estaban 3 hijos de los agresores y se llaman Vicente Ruiz Méndez (PRI) Luis Vásquez López (PV) Samuel Vásquez López (PV) de unos 20 años de edad, estos tres hijos de los agresores sonaron 15 veces sus machetes con una piedra a modo de amenaza a nuestros compañeros.

El día 13 de marzo del año 2013 nuestro compañero Agustín Pérez Núñez le arrancaron 7 matas de café recién sembrado y fue identificado el agresor Oscar Cante López del Partido (verde).

El día 17 de abril de año 2013 el presidente municipal de chilon mando un tractor a san marcos Avilés para aplanar un solar de 32 por 25 metros propiedad de un compañero base de apoyo Javier Ruiz Cruz y asi empezó a trabajar el tractor resguardado por 120 personas de los diferentes partidos de la misma comunidad de san marcos Avilés. Nuestro compañero base de apoyo no pudo hacer nada para defender su propiedad.

El siguiente día 18 de abril el tractor siguió trabajando en el solar rodeado con la misma cantidad de personas partidistas que el día anterior y 7 camiones de volteos para cargar gravas. Aunque hasta en estos momentos no sabemos con que fin lo estan aplanando y rellenando el solar de nuestro compañero.

Para comprobar estos hechos mencionados tenemos los testimonios de los observadores nacionales e internacionales instalados en un campamento de observación en el Ejido San Marcos Avilés.

Estos hecho de probocacion, agresiony despojo de las propiedades de nuestros compañeros culpamos directamente a los señores: Lorenzo Ruiz Gómez del (PV), José Cruz Hernández (PRI), Rubén MArtínez Vásquez (PV), Santiago Cruz Díaz (PRI), Vicente Ruiz López (PRI), Manuel Díaz Ruiz (PV), Ernesto López Núñez (PRI) nuevo miembro del comisariado, Manuel Vásquez Gómez (PRI), Alejandro Núñez Ruíz (PRI), Victor Núñez Martínez (PV), Victor Díaz Sánchez (PV), José Hernández Méndez (PRI), Tomás Hernández Aguilar (PV) Ernesto Méndez Gutiérrez (PV), Raú Cante López (PV), Abraham Cante López (PRI), Gustavo Cante López (PV), Juan Pérez Cruz (PRI), Rogelio Ruiz Gómez (PV), Carlos Ruiz Gómez (PV), Pedro Canté Mendoza (PV), Carmelino Hernández Hernández (PRI), Rodolfo Ruiz Pérez (PRI) Antonio Cante Mendoza (PV), Nicolás Cante Cruz (PV), Pedro Cante Cruz (PV) Vicente Ruiz Méndez (PRI Francisco Daniel), Manolo Cruz Díaz (PRI), Antonio Gómez Pérez (¿?), Ezequiel Cruz Vásquez (PV), Cruz Gómez (PV), Sebastián Díaz Vásquez (PV), Manuel Cante Gómez 11(segundo) (PV), Domingo Guzmán Gómez (PV), Celestino Guzmán Cnaté (PV), Rogelio Núñez Martínez (PV), Pedro HErnández Méndez (PRI), Juan Núñez Martínez (PV), Rus Bel Hernández Núñez Martínez (PV), Alejandro Hernández Sánchez (PV), EMA Ruiz Gómez (PV), José Hernández Méndez (PV).

Nosotros como juntas de buen gobierno de la zona altos de Chiapas desde los años anteriores hemos venido denunciando todos los actos vergonzosos de estas personas partidistas que siempre quieren provocar más problemas entre indígenas de la misma comunidad, organizados por Sabines y ahora Manuel Velasco Cohello. Pero desgraciadamente los tres niveles de gobiernos oficiales no han hecho nada para detener las injusticias y la violación de los derechos humanos que se esta cometiendo en contra de nuestros compañeros bases de apoyo del ejido san Marcos Avilés. La respuesta a nuestras denuncias ha sido de groserías, burlas y más amenazas a nuestros compañeros.

Nosotros como Junta de Buen Gobierno no dejaremos de denunciar públicamente las provocaciones, persecuciones y agresiones que sufren nuestros compañeros y compañeras de cualquier comunidad y municipios de nuestra zona. Aunque los malos gobiernos Estatales, municipales y federal van a seguir apoyando, asesorando y respaldando a los agresores para que sigan provocando, amenazando y quitándole el derecho a nuestras bases de apoyo zapatista. Porque hasta en estos momentos no hay señales que se terminen esta actitud agresiva y prepotente de los malos gobernantes y su gente afiliados en los diferentes partidos políticos.

Porque piensan que de esta forma van a detener nuestra lucha con provocaciones, amenazas, agresiones y persecuciones a los pueblos zapatistas que están luchando por la construcción de nuestra autonomía como pueblos originarios, pero queremos que sepan todos que esta lucha que llevamos no la va detener nadie, porque nosotros los zapatistas vamos a seguir adelante, cueste lo que nos cueste, pase lo que pase, porque es nuestro derecho y obligación luchar por la justicia, por la libertad y por la verdadera democracia.

Por el momento es toda nuestra palabra estaremos pendientes lo que pueda pasar en esa comunidad donde nuestros compañeros y compañeras no los dejan vivir en paz.

Atentamente


MANUEL PERES JIMENEZ

SECILIA LOPEZ HERNANDEZ

DAVID GOMEZ GOMEZ

SUSANA GONZALES RUIZ


Fuente:






Waldo Darío Gutiérrez Burgos
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…” El mundo que queremos nacerá de hombres y mujeres que dicen no a esta guerra de exterminio; la vida florecerá de la acción colectiva, la semilla de hace más de quinientos años sigue creciendo y emerge desde abajo y camina a la izquierda"…